Aunque fue con la serie Raquel busca su sitio y su magnífica canción a pachas con David Broza con la que debiera haberse hecho conocido en España, ya sabéis, aquí tenemos un oído tremendo para la buena música y ha tenido que ser el amigo Óscar el que le abriera las puertas de la madre patria… y de todas las demás (recordaréis también aquel temazo perpetrado por Antonio Banderas)…
Así, una canción como la que da título a este post, con una letra que es pura poesía y una música maravillosa, se editó en el año 2004, pero no se hizo conocida aquí hasta que la ONCE la rescató -a diox gracias- del olvido.
Reproduzco la letra… hace falta poner poesía en la vida:
Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.
Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería……
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.