Fue un flechazo. Una casa grande, con jardín… Con un alquiler razonable… Un bombón… con gato encerrado obviamente. Con el fin de tramitar todo cuanto antes, nos pasaron un contrato, que casi me desmayo cuando lo leo. Repuesta del shock, se lo paso a un amigo de la infancia, abogado, para que le eche un ojo y, claro, la cosa… Read more →