Conozco a pocas mujeres mayores de 55 años que no tengan alguna dolencia en los pies.
Suelen ser juanetes, callos, algún dedillo deformado…
Pocas de mi generación padecemos este tipo de dolencias y, sin duda, la causa la tienen los zapatos que usamos y que han usado ellas.
¿Por qué es raro ver un hombre con juanetes? ¿Por qué ellos no padecen tantos problemas de rodillas?
¿Quién fue el gañán (que seguro que fue un el) que dijo que las mujeres estábamos más guapas con unos antinaturales diez centímetros más y que nuestro movimiento al caminar se hacía más sexy si lo hacíamos con unas plataformas infumables?
Parece que llevarlos es el súmmum de la elegancia … aún recuerdo las críticas a Sonsoles Espinosa en la boda de Feli y Leti por llevar zapatos planos … pero, ¿para qué quiere tacones una señora que mide 1.75?
Hay zapatos bellísimos de mujer que ni son tan estrechos que tienes que pedir dos números más para que te entren los dedos al completo ni son una tortura… reivindiquémoslos.
Hace años tomé la sabia decisión de no ponerme un tacón nunca jamás. No soy la única.
Dejémos de «padecer» la moda, chicas…
me encantan ls tacones pero salen muy caros.
No, no, nada de paños calientes:
«¡Abajo las corbatas y abajo los tacones!»
Lo cierto, señores, es que estoy bien de acuerdo en erradicar la corbata de los usos y costumbres indumentarios, pero, reconozcan dos cosas conmigo:
a) no deforma el cuerpo ni produce enfermedades degenerativas.
b) la inventó también un congénere…
😛
¡Ahora a por las corbatas!
Nerim, es bien probable que sea gracias a lo que dices … eres de las pocas que conserven sus pies intactos … no es lo habitual… lo suyo son deditos retorcidos 😉
Te doy la razón, agggggggg, fuera los tacones,
Un saludo,
M
Soy mayor de 55 (ya lo sabías) y no tengo ninguna dolencia de los pies, lo digo con orgullo.
Tambien es verdad que pocas veces he calzado tacones de más de 7 cms y que al igual que tú, hace muchos, muchos años dije adiós a los tacones de aguja, quizás a esa costumbre que abandoné, le tengo que agradecer que mis pies estén sanos, saludables y descansados y según dicen, muy bonitos.
Yo tampoco llevo nunca tacones, por más que mi madre se desespere conmigo porque «con lo bien que sientan…». Con lo bien que sientan unas bailarinas, o unas zapatillitas monas…