Acabo de leer el post Ser mujer en el Congo, En portada rtve La2, de mi amiga Descolgada y necesito escribir sobre ello. Hace unos días, también Scout Finch y Garib publicaron sendos posts sobre el ¿nacer? niña en La India. Espeluznante.
Hago un repaso de zonas:
En la India, en China, se sacrifica a las recién nacidas porque para los padres es una humillación el no poder pagar su futura dote.
En el África subsahariana, se mutilan los genitales de las niñas.
En los países islámicos, las mujeres han de cubrirse de pies a cabeza, si se les ve un pelo, quizá puedan ser apaleadas por cualquier hombre que se cruce en su camino.
En zonas de conflicto bélico, la violación sistemática de mujeres y niñas se utiliza como arma de guerra (en África, en Asia … y también en los Balcanes).
Cientos de mujeres del primer mundo son asesinadas a manos de sus parejas cada año.
Y podría seguir repasando durante un buen rato las atrocidades a las que se nos somete en muchos lugares.
Pero quiero hacer una mención especial a algo que me llamó poderosamente la atención ayer. Estaba viendo el cásting de Factor X (si no lo habéis visto, os lo recomiendo) y salió una señora, cincuenta y tantos, «pinta» de maruja, con una voz impresionante. Cantó y se quedó tímida esperando el NO de los jurados.
No recuerdo si fué Eva Perales o Jorge Flo, que le preguntaron si ya tenía experiencia como cantante y ella dijo que sí, que había cantado en una orquesta, pero que su marido y sus hijos le habían pedido que dejara su trabajo.
Tras los SI del jurado (que significan que pasa a la siguiente fase del concurso), ella comenzó a llorar y dijo: estoy contenta, pero sólo quería demostrarles a mis hijos que sirvo para algo.
Voy a repetir la frase: SÓLO QUERÍA DEMOSTRARLES A MIS HIJOS QUE SIRVO PARA ALGO.
No recuerdo el nombre de esta mujer. Pero ojalá me leyera; ella y tantas otras mujeres con la autoestima en el meñique del pie por culpa de unos maridos obtusos y de unos hijos ingratos.
Para empezar, eres madre y has criado varios hijos. Dado el talante de tu marido (que osa exigir que dejes un trabajo fuera de casa), doy por hecho que te encargas de las tareas en tu hogar: lavar, planchar, cocinar, limpiar … que seguro que están impecables para que tu marido y tus hijos vivan confortablemente. Nadie te reconoce por ese trabajo. Ni siquiera te han reconocido el esfuerzo de dejar de lado una parte de tí misma y renunciar a ella.
Cuando los pájaros han volado del nido, después de exprimirte como un limón, necesitas recuperarte y entonces se ríen de tí… ¿pero quién te crees, Celine Dion?
Ojalá ganes, querida mujer (sé que eras valenciana). Ojalá tu gente recapacite. Ojalá todos los machitos recapaciten. Porque esta forma de violencia machista tiene que ser reconocida como tal, es la que más sufrimos… ¿dónde vas a ir tú? ¿quién te va a querer a ti? Si no sirves ni para ….
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Es que saber escribir y leer, aunque sea en le primer estadio, da libertad, puedes caminar por las calles, leer las líneas de metro, ir al super.
Para que os cuento si además, sabes leer un libro. Es la reoca.
Gracias animal por tus clases a mayores analfabetos.
Un post muy completo, Maripuchi. También me fijé, mientras terminaba de cenar, en la mujer del cásting. Realmente es increíble qué capacidad tenemos para dañar a quienes se supone que queremos.
Cuando tenía 25 años, uno de mis primeros trabajos fue dar clases en Secundaria a estudiantes adultos. Mis alumnos (más bien alumnas) tenían 10, 15 ó 20 años más que yo. Eran amas de casa que se habían quedado en el paro y que no habían podido estudiar en su juventud, y que después habían tenido familia… Entonces, con 40 o 45 años, algunas explicaban que se ponían a estudiar… ¡¡para poder ayudar a sus hijos con sus deberes!!, con una evidente falta de autoestima y una completa entrega a las necesidades de los demás.
Nunca he tenido alumnos mejores y más interesados. Ni en la Universidad ni en ningún sitio. Una experiencia imborrable. Y el agradecimiento que mostraban hacia mí, cuando yo sólo estaba cumpliendo con mis obligaciones, me ponía la carne de gallina un día sí y otro también.
Acabo de leer el post y se me ha puesto la «gallina de piel» como decía aquél. A veces me pregunto cómo unas personas a las que has querido tanto, como unos hijos, puedan tratarte así, pero a la vista está que esto sucede. Espero que esta mujer gane y a partir de ahora mucha gente se de cuenta del valor de las personas que tienen al lado.
Vaya, por una vez estoy de acuerdo en todo…
Este tema da para toda una tesis, desde luego…
Estoy con Garib en que es un tema de educación. Pero no sólo de educación. Es peor. Es un problema cultural, que es más difícil de cambiar.
Evidentemente, a mayor analfabetismo, peor situación de la mujer… pero ¿por qué? ¿qué temen los hombres?
El drama de ayer, me atrevería a decir que se da en la mayoría de hogares españoles en mayor o menor medida. ¿Quién no discute con su pareja por las tareas domésticas o por el cuidado de los hijos?
Hola guapa,
Yo también vi anoche ese trozo del cástig de Factor X mientras esperaba a que empezara House. Recuerdo que me dio lástima que una mujer que, evidentemente tenía talento, hubiese acabado como una simple «sirvienta» de los suyos porque ellos así lo habían querido. Espero que este programa le haga ver que hay algo más a lo que ella puede acceder sin tener que pedir permiso a nadie.
Un beso y que te mejores.
No voy a olvidar las lágrimas de esa mujer diciendo que ahora sus hijos la tendrían en cuenta y besando a los jurados.
Por una parte, dramático… por la otra, esperanzador…
Así es, esa sigue siendo la situación de las mujeres en la mayor parte del mundo.
Es una labor de día a día, año tras año, la religión, el puesto que estas sociedades les da a las mujeres. Ya ni siquiera sabes de lo que eres capaz esta marcado el camino.
Tu marido, tus hijos, cuidar a tus padres, trabajar en el campo, en la casa.
Yo si tuve oportunidad de ver a la mujer que mencionas. Además de darle el sí, le aconsejaron que debería empezar a pensar un poquito más en si misma.
Como he ido insistiendo por algún otro lado, la educación es básica. Pero no es sólo la educación en el sentido de conocimientos, sino el sentido de que la mujer se de cuenta de que puede valer tanto como cualquiera, y por el que se va formando una autoestima y una opinión de lo que considera permisible o correcto y lo que no (si una mujer con pleno conocimiento y sin presiones, por ejemplo, decide llevar velo, no tengo ninguna objección).
Voy a extenderme un poco, espero no cansar demasiado. Dos ejemplos. Una muchacha de veinte años hija de marroquíes que tienen un puesto en el mercadillo deja de estudiar sin acabar el instituto. Trabaja en el puesto a menudo y es buena porque es dinámica, tiene iniciativa y muy currante cuando se lo propone. No tiene ningún futuro previsto, ni posiblemente mucho esperándole más allá de trabajar en la parada de sus padres. Otras chicas como ella de su misma zona tienen ya hijos que ni siquiera se sabe si querían y ya se han hipotecado yendo detrás de algún tipo que no va a dejar de ir a beber cervezas con los amigos cuando le apetezca sólo por ser padre. Por alguna razón, se lanza y hace un curso de informática de formación ocupacional. Es rebelde y a veces cuesta hacer que no pierda la atención, pero poco a poco se pone y comienza a ver lo que es capaz de aprender. Un día, trabajando con hojas de cálculo, el profe descubre que no sabe cómo calcular un porcentaje a mano. Ella le dice que sus padres siempre le dijeron que no servía para las mates. El profe le dice que eso es una completa estupidez, le explica cómo calcular una regla de tres, le dice que se olvide de la hoja de cálculo y la informática, y le pone algunas más para que practique. Al día siguiente, ella aparece enormemente feliz e ilusionada porque ha sabido hacerlas. Aprendió a usar la hoja de cálculo mucho mejor que una niñata estudiante de Historia que no daba palo al agua y que, curiosamente, impresionó mucho a la muchacha el primer día simplemente por ser universitaria.
Una mujer en un pueblo pequeño, hace ya bastantes años, deja los estudios cuando alcanza el nivel equivalente al graduado escolar. La vida no está para tonterías, en su pueblo no hay oportunidades y tiene que emigrar a otra parte muy jovencita. Y después de trabajar un tiempo, se casa, tiene hijos y, siguiendo las costumbres de esos años, se acaba cualquier estudio, ni siquiera para algo como sacarse el carné de conducir. Que no lo hiciera no significaba que no pudiera haberlo hecho, estudiar bachillerato, una carrera… Pero claro, la ves ahora como ama de casa y ¿cómo te la vas a imaginar de otra manera? Los documentos que acreditan sus estudios de primaria se han perdido en la escuela donde estudió. Si quiere el graduado, tiene dos opciones, o hacer algún tipo de reclamación para insistir en buscar alguna justificación documental en alguna parte, o hacerlo de nuevo. Elige la última, estudia mates, física, lengua, todo en un sólo examen. Y lo saca. Un día, ahora junto con su marido, que siempre fue un poco machista pero va cambiando rápidamente (lo que demuestra que era más por educación que por convicción) hace un curso básico de internet y ahora ya es capaz de manejar el correo electrónico. Y sé de buena tinta que la pobre ama de casa se ha empeñado en hacer cursos de inglés y que ya es capaz de leer algunas cosas básicas y chapurrear lo suficiente para que no le engañe un taxista listillo en Amsterdam al cobrarle.
Estos son dos ejemplos en sociedades del primer mundo. Si los extrapolamos a otros países donde lo que tenemos ya es analfabetismo puro y duro, tenemos a una multitud de mujeres que no se quejan, no se rebelan, no creen que sean capaces de ser más que lo que los demás quieren que sean, no cuestionan tradiciones o religiones manipuladas.
Ostras niña. Me he quedado de piedra. No lo había visto, pero desde luego has dado en el clavo una vez más. Plas plas y plas para tí. No tengo nada que añadir a tus comentarios.
Jo, Mari, se me han puesto los pelos de punta. Gran entrada.
Por desgracia hay muchísimas mujeres en esa situación y no sólo mujeres adultas, también chicas jóvenes, que dejan que sus novios las ninguneen y les digan lo que tienen que hacer, decir o vestir.
Qué triste que a veces nos dejemos influir tanto por la opinión de los demás que lleguemos hasta a sentirnos como si no sirviésemos para nada.
Gracias por la reflexión. Besos.