Ayer fue fiesta. Lo malo es que este año (el primero que vivimos aquí) ha caído en sábado, lo cual siempre hace que una fiesta sea un poco menos fiesta.
La verdad es que las fiestas patronales me dan un poco igual. Siempre he vivido muy a tope el San Mateo de Oviedo, porque al ser la fiesta que mamé desde pequeña, pues siempre estás al tanto de dónde se ponen las cosas, qué hacer, qué no hacer … aunque, desde luego, con niños es casi misión imposible.
En Madrid solía ir a las Visti-vi-vi-vi-llas, para ver el ambiente chulapo, pero tampoco se viven intensamente las fiestas en una ciudad tan grande.
Aquí la tradición es la retreta y la tamborrada de la víspera y la romería en Armentia de ayer. A los nenes se les suele vestir de vasquitos (tannnnnnn monos!!) …
Por la noche, aprovechando que teníamos canguro de lujo, fuimos a cenar, para celebrar, si, mi cumpleaños … (ejem)… Y, cosa curiosa por estos lares, en la mesa de enfrente, se sentó a cenar la hermana de Miguel Ángel Blanco, que ya fue tema de conversación durante la cena y la sobremesa posterior.
Un montón de gente que estaba cenando se levantaba de la mesa a abrazarla y besarla. ¿Cómo se puede vivir así?
Tres acontecimientos cercanos creo que nos marcaron un montón a todos, hasta el punto de recordar qué estabamos haciendo exactamente cuando nos enteramos de las noticias, al menos en mi caso: el asesinato de Miguel Ángel Blanco, el 11-S y el 11-M. Yo los viví de una manera intensísima, como si todos ellos me estuvieran sucediendo a mí misma.
¿Cómo ha podido nadie apropiarse de mi dolor en esos momentos con fines perversos? ¿Cómo han podido robarme mi canción de la infancia? No digo que ella sea la culpable, al fin y al cabo, ella perdió a su hermano. Pero Miguel Ángel Blanco fue hermano de toda España esos días de julio… del mismo modo que todos íbamos en esos trenes que estallaron el 11 de marzo, igual que contemplábamos con estupor (a mi me sigue impactando ver el avión estrellarse contra el WTC) cómo se derrumbaban las torres gemelas ……
En fin, os deseo un felíz día. Estáis todos invitados a una copita y unos canapés.
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Amigos, tenéis en ese hijo la oportunidad de hacer un mundo mejor. Estoy segura de que lo conseguiréis.
De mis niños no tengo ya adjetivos para expresar lo que son. Solo puedo deciros que me han abierto todo un mundo nuevo con unos sentimientos muy difíciles de expresar.
Gracchus:
Yo también relaciono a Miguel Ángel Blanco con mi hijo, que tenía cuatro o cinco meses. Recuerdo un baño, una tarde de verano, en casa de mis padres en tierra leonesa, y las noticias en la radio. Creo que he escrito una entrada… ¡Sí!: http://animaldelapolis.blogspot.com/2007/02/espritu-de-ermua-qu-ha-pasado.html
Saludos…
Lara siempre se ríe, da lo mismo que la vistas de nena pija, de vestido ibicenco o de lagarterana… ella se ríe… que nena más feliz… ojalá siempre mantenga esa sonrisina… bueno siendo hija y nieta de quien es, seguro que la mantiene.
Besos inmensos para los niños que más quiero.
¡¡¡¡FELICIDADES, GUAPA!!!!
Espero que te lo pasases muy bien.
¡Muchos besos!
Mi primer hijo era muy llorón. Acostumbrábamos a comer muy pronto, con su papilla, y a salir de paseo. Ese día tomamos una cerveza en una terraza casi vacía, y volvimos a casa sobre las dos y media. Mi mujer se fué a la cocina, no sé a qué. Yo me quedé cambiándole los pañales, con la tele puesta. Ví a Miguel Ángel Blanco entrar en el hospital, a toda prisa, porque le habían disparado en la cabeza. Y entre mis manos tenía a mi hijo de meses.