Hace un tiempo, cosas de hospitales, conocí a una chica, de origen gitano-portugués. Su hijo, estaba ingresado en preoperatorio para una intervención cardíaca. Su cardiopatía, de las chungas. Ahora no recuerdo cuál era, pero le iba a tener de quirófano en quirófano toda su infancia (en el caso de ir sobreviviendo, claro).
Ella no estaba casada. Su pareja, padre del niño, se desentendía de ellos. No vivía en la casa, no trabajaba… Una auténtica joyita…
Trabajaba de asistenta en una casa de la que la habían despedido por haberse ausentado para estar con su hijo en el hospital. No tenía recursos.
Durante la estancia en Madrid, ella se quedaba en casa de unos parientes que vivían en Alcalá de Henares, lejos del tren. Tampoco tenía dinero para tomar el tren a diario, por lo que su hijo pasaba los días solito en el hospital… día sí y día no, iba ella…
Alguna vez hablando con ella, llegaba a insinuar que casi era mejor para todos (incluyendo su hijo, claro está) que el niño no sobreviviera…
Y viendo el drama de su vida, juro que la comprendía…
Cuando me quedé embarazada de mi segundo hijo, tuve dosmil ecografías extra. Claro, había que descartar que hubiera otra cardiopatía congénita…
Muchas veces lo hablé con mi marido … ¿y si nos vuelve a pasar? ¿y si el bebé tiene lo mismo que Tomás? … Y, ambos estabamos de acuerdo, si nos vuelve a pasar, tendremos a nuest@ niñ@.
Pero, ¿quién soy yo para juzgar que otras personas tengan que hacer lo mismo que yo?
La ecografía principal del embarazo ocurre en torno a la semana 19-20, lo que deja un escaso margen de menos de un mes para pedir una segunda opinión, tomar la decisión que sea, pedir los permisos necesarios, que te los aprueben y pasar por la tortura de abortar.
Todos hemos leído casos terribles…
No hay psique que resista un embarazo completo con sus patadas, sus ilusiones… sabiendo que el final es la muerte. Que estando dentro de mamá todo va bien, pero que en el momento de ver la luz, todo se romperá.
Hay que ser muy cruel para consentirlo. La SEG debe repensar que aunque sólo sea un porcentaje ínfimo, hay cosas que están por encima. Estamos hablando de mucho mucho sufrimiento.
En este caso (aborto) siempre he tenido claras dos cosas, a saber:
1.- Ya es suficientemente duro el tener que abortar o tomar esa decision o incluso valorarla como para que, encima, te vengan con tocamientos de narices varios.-
2.- Nunca nunca nunca voy a discutir sobre el aborto o parto o maternidad con alguien que nunca nunca nunca va a sufrir ni el mas minimo riesgo de morir por complicaciones en un parto.-(es decir, un hombre) por muy ginecologo que este sea.-
Creo que el comunicado de los ginecólogos es bien claro. Están hablando de fetos viables, es decir, niños que pueden sobrevivir fuera del útero materno, de modo independiente de la madre. Repito, SU VIDA YA NO DEPENDE DE LA MADRE. Si hay riesgo para la vida de la madre (único caso en el que la legislación española permite aborta pasada la semana 22 de gestación), se extrae al niño y éste puede seguir viviendo de modo independiente a la madre.
Puedes estar a favor del aborto, puedo comprenderlo, pero llegado ese punto, rotundamente no. ¡¡¡Llegan hasta el punto de dejar morir a un niño que ha sobrevivido al aborto y que es perfectamente viable!!! (ver la noticia que enlazas) Creo que sobran las palabras, sinceramente.
Nerim ha dicho:
Yo siempre he dicho que mi libertad termina donde empieza la de los demás y viceversa.
Imagino que la libertad de la madre temrina donde empieza la del niño, ¿no? O ¿el niño no tiene libertad?
¿Quiénes somos para juzgar y valorar la vida que podría llevar si tiene tal o cual característica o entorno?
A mí lo que me revienta es esto de «una talla única para todos» (en inglés queda mejor, el one-size-fits-all, ¿no?). Cada caso es un mundo, y para ninguna mujer es un plato de gusto abortar. Yo no sé qué se creen los ginecólogos, que una mujer embarazada no tiene cordura suficiente para tomar una decisión que va a marcarla el resto de su vida o algo así.
Obligar a alguien a ser madre cuando no quiere serlo es condenar a muchas personas a un infierno. Primero al niño, que va a llegar a una casa donde no se le quiere (y si encima tiene una enfermedad, ni te cuento lo que va a pasar el pobre), luego a la madre, encadenada a un niño al que no ha deseado, y luego el resto de la familia, que de alguna manera tendrán que hacerse cargo de los dos.
Yo también estoy por el derecho a la vida: el derecho a que todos tengan la vida que desean. El caso de la mujer que cuentas es escalofriante, porque es durísimo poder llegar a entender por qué una mujer «quiere» que su hijo muera. De locos.
Yo siempre he dicho que mi libertad termina donde empieza la de los demás y viceversa.
Al respecto del tema del aborto, independientemente de las causas que lo originen, estoy completamente de acuerdo en que la mujer elija si quiere o no quiere abortar, con todo el derecho a que su decisión sea respetada por todos.
«La SEG debe repensar que aunque sólo sea un porcentaje ínfimo, hay cosas que están por encima».
Estoy contigo, el derecho a la vida siempre debe estar por encima de todo lo demás.