Hay una fiesta popular (y reciente) que me encanta. Creo que llegará a convertirse en tradicional y espero que no sea por lo reivindicativo, por quedar superado, si no por el color, la alegría y las ganas de vivir que derrochan.
Me estoy refiriendo a la marcha (y posterior jolgorio) del orgullo gay.
Viviendo en Madrid, no me perdía una. ¡Qué ambiente!
Solía ir caminando desde casa hacia la Gran Vía para encontrarme con los amigos por allí y luego quedarnos a ver alguna de las irreverentes carrozas, bailar a ritmo de lo que fuera, cenar algo por ahí y continuar fiesta hasta la noche (bien entrada, por supuesto).
La mayoría de las veces terminaba con mil pegatinas de: «sí, soy lesbiana ¿y qué?».
Incluso participé en la marcha de Helsinki el año que no pude estar en la de Madrid.
Me parece que tienen mucho aún que reivindicar y, como sabéis, yo soy defensora del débil y hago apología de la reivindicación justa.
Leo hoy que pese a haber más policía casi que manifestantes, pese a las amenazas de todo tipo y pese a quien le pese, la marcha gay de Jerusalén ha sido un éxito. Por el mero hecho de haberse podido celebrar.
¿Por qué no dejarán las Iglesias del mundo de actuar en el nombre de no se sabe muy bien qué? ¿Por qué no nos respetamos un poco más las personas?
Al fin y al cabo es una cuestión de respeto … y todos somos personas.
EStos de la iglesia si ellos no han salido del armario lo que les pasa que tienen envidia y que cuantos mas niños mas chupan ellos del bote y cuanta mas pobreza mas ricos son ellos, que se puede esperar de los mayores asesinos de todos los tiempos
Me encanta a mi tambien esa fiesta te lo pasas genial, me recuerdad a los carnavales de Cadiz pero sin disfraz y mucho mas grande, que pena perdermela este año.
Estoy de acuerdo contigo, la iglesia no debe de excluir a nadie ya que como ellos dicen todos somos hijos de Dios. Lo que pasa es que la iglesia no practica lo que ella misma dice. Lo que hay que hacer es que la gente viva en paz y como quiere, sin importar raza, religión o su condición sexual. Un saludo desde Santiago.
Es una fiesta magnífica. Primero, reivindica derechos que todavía no han conseguido los homosexuales. Segundo, dice: aquí estamos, no hacemos mal a nadie y sólo queremos vivir en paz y con alegría. Tercero, ataca las esencias rancias que todavía quedan en la sociedad, en particular, la de la Iglesia.
Salud y República
Me recuerdas las dos veces que vi el «Canal Pride» en Amsterdam que hacen el primer fin de semana de cada agosto. Absolutamente espectacular, una procesión de barcos decorados y espectáculo por los canales. Una fiesta pero en el mejor sentido de la palabra, positiva, alegre y para todo el mundo, jóvenes, personas mayores, todos. También pillé la de Madrid una vez. Me encanta, que diferencia de modos en la reivindicación con algunas manifestaciones.
La secta católica es un grupo reaccionario de poder al que hay que ponerle en su sitio, en los templos y con la llave echada, je,je.
me apena el ver en las noticias como todos los presidentes europeas tratan de convencer a Polonia. Eso si para, poner fin al IV Reich que estan tratando de crear junto a Letonia, no he visto yo que se hayan movido mucho.
El problema de la Iglesia se solucionaba fácil, pero hay que tener el valor que a nuestros políticos les falta. Cada vez tienen menos feligreses en misa, poner no ponen un duro ni dándoles en los nudillos… El día que se les corte el grifo económico (manda huevos que yo esté financiando a esta gente) y los privilegios aberrantes que tienen para hacer proselitismo (vg. impartiendo doctrina en los colegios) se quedan en nada. Pero hay que tener lo que hay que tener para hacer lo que hay que hacer…
Viva el orgullo gay y que vayan saliendo del armario los obispos.
¿No somos todos hijos de un mismo Dios?, ¿o para la iglesia hay hijos de primera y segunda?.
Menuda hiprocresía, con la iglesia hemos topado.
Yo estuve en Madrid todos los veranso cuando era la fecha clave, pero por trabajo y me la perdia siempre, a lo mejor con suerte de ver media hora (al final) cuando a las mil y monas de la noche dejabamos la oficina, hechos polvo. Pero siempre nos quedaba un par de musculos vivos para movernos un poco entre las carrozas y bailar un poco. Que risa. Mi oficina esta al lado de las Cortes, justo en medio del follon. Creo que mas que reivindicar, que lo hacen, al final se esta convirtiendo en un fieston muy divertido, original, tremendamente creativo y por lo menos, en lo que yo he visto hasta ahora, con muy buen rollo. No hay movidas, ni peleas, ni agresiones como hay en todos los saraos multitudinarios en algun momento. Mientras la gente lo haga con este buen rollo, siempre sera genial.