Hace muchos años que soy atea. Y los mismos años llevo intentando convencer a aquellos que opinan que los ateos no tenemos moral, ni principios, de lo contrario, porque, básicamente, no tiene nada que ver una cosa con la otra…
Vamos, que no entiendo el axioma: si no crees en dios, entonces, no tienes principios éticos.
Cada cierto tiempo, desde la élite vaticana, se lanzan diatribas contra el ateísmo, como el gran mal occidental de nuestra era… acusándonos de las peores crueldades de la actualidad. Y no puedo sino ruborizarme de estupor.
Dice, en esta ocasión, el individuo jefe de la secta más numerosa del mundo, que Carlos Marx se olvidó de cosas… No sé si se las olvidó. Lo que está claro es que los problemas económicos nunca quedaron totalmente resueltos, en ningún país donde se implantara su sistema, por lo tanto, lo que dice este señor, no vale…
Precisamente él debería ser más consciente de los problemas sociales derivados del capital, tal y como lo entendía un señor que vivió hace siglo y pico… agravados, en nuestros días, por la tecnología (globalización). ¿Son mayores o menores las diferencias entre ricos y pobres hoy?
Pero esta no es la cuestión.
Al final, se queda (como casi siempre) en un debate entre izquierda y derecha.
Si miramos dentro del espectro político nacional (y lo reducimos a un plano, para no desviarnos entre los múltiples nacionalismos), vamos a ir de izquierda a derecha.
Con excepciones, por supuesto, de izquierda a derecha pasamos de no creyentes a creyentes en una proporción contundente. Dentro de IU, por ejemplo, hay pocos creyentes… en el PSOE hay alguno que otro (en ambos casos, los creyentes suelen ser respetuosos con los que no creemos y sí creen (valga la redundancia) en un estado laico y que la religión debe formar parte de la vida íntima de las personas.
Cuanto más a la derecha del espectro vamos, más creyentes se declaran … y, curiosamente, más intolerantes son. También suelen ser los que más se saltan los mandamientos de la ley de su dios a la torera… porque claro, yo me puedo permitir soberbia, pero, por ejemplo, Acebes, no debería…
Pues ésto, que es la vida misma, choca frontalmente con el alegato papal…
http://maripuchiysumundo.blogspot.com/feeds/posts/default?alt=rss
Creo que estamos cayendo precisamente en los estereotipos de los que queremos huir.
Muchas veces por desconocimiento, muchas veces por prejuicios.
Y nosotros todos estamos idealizando y marcando la derecha y la izquierda con conceptos que realmente cada vez están más vacios. Y a ello contribuye que muchas veces interpretamos la sociedad con esos prejuicios.
Personalmente esa asociación de ideologias políticas y creencias tiene una base, pero en absoluto es un dogma. Sino más bien una interpretación que «a veces» queremos hacer. Y de tolerantes nada, nuestro juicio de impresentables a Bono o Vazquez(es sólo un ejemplo puesto en estos comentarios) no serían tal si no se hubieran declarado creyentes.
Amén a lo dicho. La mayoría de las buenas personas que conozco no creen en Dios pero creen en el ser humano. Algunas de las peores personas que conozco, justifican su odio y sus mentiras en un pobre Dios, que seguro que no tiene nada que ver con ellos. Ya se que las personas con las que he tenido algún trato no serían una muestra significativa en un estudio sociológico pero dicho queda. Y hay otra persona que cuenta lo mismo que yo pero con más gracia:
Leo Bassi
Apreciada Maripuchi, lo de la iglesia católica no lo entiendo. ¿Será que no tengo fe?
Tengo sin embargo familiares que son profundamente religiosos y extremadamente buenos en el sentido «machadiano» de la palabra bueno. Como personas las aprecio y admiro; como religiosos tampoco les entiendo.
Espero un día conocer un gobierno equidistante de las religiones; respetuoso con todas pero lejano de todas. ¿Quedará tiempo?
Besos
Yo creo que el problema de la religión católica es que hubo un cristianismo primitivo ,que fué una herejía del judaismo y que tenía posiciones muy proximas al marxismo.
A continuación vino una herejia de esa Iglesia primitiva protagonizada por Pablo de Tarso.
A continuación vino una herejia de esa Iglesia herética protagonizada por el emperador Constantino, mezclando ritos y creencias paganos
Es decir ,la Iglesia actual es solo una herejia de otra herejía que a su vez es herética.
Y se dedicaron durante siglos a quemar herejes ,cuando ellos eran mas herejes que nadie.
¡Que barbaridad! he puesto «biene», y quería poner «viene».
Existen más de dos bandos, hay creyentes, no creyentes y gnósticos.
Además los creyentes se dividen en multitud de bandos, y lo más curioso es que para el creyente de un bando, es exactamente igual un creyente de otro bando y un no creyente.
Realmente es para pensarlo, un católico piensa que todo aquel que no es católico irá al infierno, y un musulmán biene a pensar que todo el que no sea musulmán arderá en el averno. Por tanto la cosa está clara: todos estamos condenados, creyentes, no creyentes y gnósticos.
¿Entonces por qué nos vamos a preocupar?
Los católicos lo tienen muy fácil, más que tu, que yo, que cualquier persona atea o agnóstica. Cuando un católico peca, se confiesa y santas pascuas. Si vuelve a pecar, vuelta al confesionario y vuelta a ser perdonado… así hasta millones de veces a lo largo de su vida.
Fíjate en Acebes, por ejemplo, mintiendo cada día y cada día confesándose y volviendo a pecar una y otra vez…
Los no creyentes lo tenemos más difícil. Nuestra culpa al obrar en contra de los principios de la Ley Natural, esa que todo bien nacido lleva en su esencia, no se borra fácilmente, no hay nadie que desde dentro de un cajón más o menos ilustrado nos escuche gratis y luego nos perdone en nombre de las más altas instancias. O llevamos esa culpa en el alma, o intentamos que nos la quite alguien que no nos va a salir gratis total, un psicólogo… y fácilmente no se resolverá el problema, porque hay culpas que no se pueden quitar.
En el fondo creo que los católicos tampoco se quedan tranquilos… por mucha agua bendita que les echen para lavar esas culpas…
No es casual, de ningún modo es casual, que a medida que vayamos bariendo de izquierda a derecha el espectro político vayan apareciendo más creyentes. Y si fueramos algo más rigurosos diríamos que aparecen más creyentes institucionales, con diferentes grados de práctica, es decir más personas que creen tal y como afirma que hay que creer, en el caso de España, la Iglesia Católica.
Aunque sea un tópico, recurrir a afirmar que La Religión es el opio de los pueblos no es baladí, es una verdad descomunal. Intentar amortiguar la rebelión de los desposeidos, de los que no tienen nada que perder, prometiéndoles grandes bendiciones en la otra vida «Bienaventurados los mansos, por que de ellos será el Reino de los Cielos», es un truco viejo, pero que funciona bastante bien, sobre todo si va combinado con un mensaje amenazante al que se atreva a rebelarse contra un orden que, al fin y al cabo, está directamente instituido por Dios. Hay sectores que intentan acercarse a la justicia desde el mismo mensaje religioso, poniendo énfasis en la parte liberadora del mensaje, esa parte que condena a los ricos a infierno, al no pòder pasar por el ojo de una aguja, o que expulsa a los mercaderes del templo. Ese sector suele tener escaso recorrido dentro del pensamiento oficial, y tiene una elevada tasa de abandono de la fe. Son los casos de la Teología de la liberación o de aquellos sacerdotes que pelearon codo con codo, a nuestro lado, contra el franquismo. Si uno habla ahora con Mariano Gamo o con Paco García Salve, no se va a encontrar hablando con cristianos precisamente. ¿Es incompatible la izquierda con la Religión? En principio, puede parecer que no, y de hecho se puede coincidir en muchos momentos, en la busqueda de la justicia. Pero si es, a mi juicio, incompatible ser cristiano con ser marxista, a pesar de los muchos intentos que se han hecho, porque son dos cosmovisiones no sólo distintas sino antagónicas, y en algún momento hay que optar por una de ellas, los mentados antes Gamo y García-Salve han optado claramente por la visión marxista de la sociedad, el llorado, y por mi admirado, padre Llanos nunca quiso optar, pero uno duda mucho de que su fe no estuviera seriamente quebrantada. Es un debate interesante, que a veces termina cuando uno encuentra individuos tan impresentables como José Bono o Francisco Vázquez