¿Sabéis si también admitirán automovilisto? Es que me siento discriminado por el lenguaje cuando subo a mi coche.
Tengo un amigo que juega al fútbol y está harto de tanta discriminación lingüística, quiere que se le diga futbolisto. Y me dicen que Nadal quiere ser tenisto.
Tenemos quellevar esta revolusión lingüística hasta el final, que es de verdad lo que importa. ¿Qué mas da el euribor, el IPC o el gasoil?
Está claro, augusta II: porque cambiar el status quo es un «coñazo». Prefieren que siga siendo todo tan «cojonudo», incluso en la lengua, que debería ser viva (y no manejada por «vivos»).
No creo que porque un nombre sea epiceno tenga que ser intocable por narices. El porcentaje de epicenos masculinos es infinitamente mayor al de femeninos. De hecho creo que éste es uno de los principales problemas de que haya tanto sexismo lingüístico.
La culpa no es del latín, que no me toquen el miembro, que no van por ahí los tiros… La culpa es de una sociedad que desde la antigüedad ha obviado la existencia de más de la mitad de la humanidad, y eso por supuesto se refleja en la lengua, no en la lengua como miembro, ojo, sino como forma de expresión hablada y escrita, y por consiguiente, como reflejo de una actitud vital y postura de género predominante.
Si se admiten anglicismos, tecnicismos, extranjerismos, y muchos más ismos, porque eso a lo que llamamos pueblo lo habla, ¿por qué cojones, o coño, no se pueden cambiar algunos epicenos como sustantivos de género concretos?
alucinados y alucinadas se quedarían muchas y muchos de las lindezas que soltaban «seres» tan inteligentísimos, y respetadísimos como Aristóteles, Demóstenes, Cicerón, Baudelaire, Quevedo, Voltaire, Oscar Wilde.. Y no sigo que ya he soltado demasiada tela.
¿Sabéis si también admitirán automovilisto? Es que me siento discriminado por el lenguaje cuando subo a mi coche.
Tengo un amigo que juega al fútbol y está harto de tanta discriminación lingüística, quiere que se le diga futbolisto. Y me dicen que Nadal quiere ser tenisto.
Tenemos quellevar esta revolusión lingüística hasta el final, que es de verdad lo que importa. ¿Qué mas da el euribor, el IPC o el gasoil?
Está claro, augusta II: porque cambiar el status quo es un «coñazo». Prefieren que siga siendo todo tan «cojonudo», incluso en la lengua, que debería ser viva (y no manejada por «vivos»).
La Real Academia aceptó el laismo y el leismo, a pesar de que suena como el culo.
Miembra suena bien, y punto pelota.
Por cierto, que gran película!!
No creo que porque un nombre sea epiceno tenga que ser intocable por narices. El porcentaje de epicenos masculinos es infinitamente mayor al de femeninos. De hecho creo que éste es uno de los principales problemas de que haya tanto sexismo lingüístico.
La culpa no es del latín, que no me toquen el miembro, que no van por ahí los tiros… La culpa es de una sociedad que desde la antigüedad ha obviado la existencia de más de la mitad de la humanidad, y eso por supuesto se refleja en la lengua, no en la lengua como miembro, ojo, sino como forma de expresión hablada y escrita, y por consiguiente, como reflejo de una actitud vital y postura de género predominante.
Si se admiten anglicismos, tecnicismos, extranjerismos, y muchos más ismos, porque eso a lo que llamamos pueblo lo habla, ¿por qué cojones, o coño, no se pueden cambiar algunos epicenos como sustantivos de género concretos?
alucinados y alucinadas se quedarían muchas y muchos de las lindezas que soltaban «seres» tan inteligentísimos, y respetadísimos como Aristóteles, Demóstenes, Cicerón, Baudelaire, Quevedo, Voltaire, Oscar Wilde.. Y no sigo que ya he soltado demasiada tela.
Buena noche.