En Vitoria hay un humedal que está integrado como parque a la ciudad. Tiene un observatorio de aves y unos caminos deliciosos entre árboles.
Ayer nos acercamos por primera vez y además de disfrutar de un magnífico paseo, me resultó especialmente gratificante ver a Tomás descubriendo.
¿Habrá algo más satisfactorio para un padre que ir de la mano de su hijo en sus pequeños logros?
¿A que podéis oír los ¡cuacuás!?
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Yo tambien tengo el mismo problema, ahora mismo me pasó… y no es en el único sitio… ¿Igual google piensa que somos demasiado rojos para su gusto?
Tomás, como siempre tan precioso.
Mi niño siempre coge las flores así, con esa tierna delicadeza.
Me alegro del disfrute. es un sitio bien bonito.
Y el alegrón de la llegada a casa y ver a Tomás, lo más de lo más. Gracias.
A mí me pasa igual que a Paco y sólo desde hace dos o tres días. Y sólo en este blog.
No tengo ni idea de la razón.
Me encanta la foto de Tomás cogiendo la Margarita mientras flexiona las rodillas…
Paco, pues no lo sé. No eres la primera persona que dice tener problemas con el blog.
Yo no tengo ninguno y no creo que sea cosa del navegador, yo uso firefox, pero no me da problemas tampoco con explorer y al fin y al cabo es una cuestión de blogger ¿no? ¿Alguien sabe?
Maripuchi, últimamente al entrar en tu blog me da un error, me da un mensaje que tengo que aceptar y me dice que no puede mostrar la página. Tengo que intentarlo varias veces hasta que me deja entrar. ¿Es cosa de mi navegador? Le ha pasado a alguien más
Un saludo
Cuá Cuá. En Leganés sí que se oyen los patos. ¡Qué casualidad! Un abrazo.
¡Qué guapo que está Tomás!
Muchas gracias por invitarme al blog del abuelo cebolleta. Desde luego, me voy cinco días fuera y cuando vuelvo me encuentro con montones de entradas que leer y un nuevo blog. ¡Sois hiperactivos todos!
Besos.
No hay mejor foto que la de un niño en su encuentro con la naturaleza.
Me alegro de que disfrutarais el paseo.
No es cuestión de paletismo, es cuestión de costumbre.
Una de las cosas que más me llamó la atención cuando nos vinimos aquí (y fíjate, que soy de Oviedo) fue, precisamente, el verde.
Tantos años en Matrix …
Además del cartelito «Ojo. Se riega con agua no potable» Una pena.
Mi hijo es tan paleto para estas cosas que cuando ve una isleta en un cruce con una palmera sale zumbando a pisarla. Lo dicho, para aver verde tenemos que hacer kilómetros. En fins. Cosas del sur. Sois muy afortunados.
En realidad está en las afueras, pero el parque es parque.
Aquí los parques no están vallados. Todos podemos pisar el césped, tumbarnos en él, caminar descalzo por la hierba es una experiencia.
El humedal de Salburúa forma parte del anillo verde de la ciudad. Y, la verdad, es un auténtico lujo.
Será por lo mucho que tenemos en común, porque Nacho se lleva apenas un mes con Tomás… pero me has puesto los pelos de punta.
Efectivamente, hay que ir de la mano con ellos para saber qué se siente. Y la semana que te espera de «mamáaaaaaa miraaaaaa como el pato del otro día», «papáaaaaaa ¿eso también lo hacen los patos?» y como éstas, mil.
Mis felicitaciones a quien corresponda por tener tal humedal en la ciudad. Plas plas plas. Por aquí, el poco verde que hay está vallado.