Lo que la Burbuja esconde

La crisis del ladrillo sigue avanzando a velocidades sorprendentes y se cuentan por docenas las empresas que van cerrando sus puertas. La destrucción de empleo es un hecho en el sector y el paro seguirá incrementándose en los próximos meses a ritmos similares a los actuales. La lógica indica que muchas de las pequeñas empresas y talleres que se han formado al amparo de la burbuja inmobiliaria durante esta última década, pasarán a ocupar un lugar preferencial en las postrimerías del olvido.

Sin embargo el panorama es peor de lo que parece y no solo lo pasarán mal las empresas de reciente creación. La mediana empresa industrial lleva años siendo incapaz de repercutir las fuertes subidas en las materias primas que venimos padeciendo. Una empresa de fuerte implantación nacional que ha ido perdiendo mercado local en términos porcentuales y ha visto como no terminaban de cuajar sus intentos de internacionalización. Esta empresa tipo, bien está instalada en sectores de escaso valor añadido, bien ha descuidado su I+D apoyándose en una fortaleza ficticia de su mercado interno. ¿Qué pasará cuando este mercado se contraiga?¿Que pasará cuando los decrecimientos pongan al descubierto esa bajada de márgenes comerciales que ha venido sufriendo?.

Con este panorama no es de extrañar que veamos reconversiones en empresas que llevan muchas décadas en el mercado. La burbuja inmobiliaria ha estado encubriendo las consecuencias de la progresiva perdida de competitividad de buena parte del tejido industrial español. Hoy ha llegado el momento de quitarse la careta y puede que lo que veamos no termine de agradarnos.

Por su parte Solbes nos ha articulado un plan de salvación para la economía nacional de 10.000 millones de Euros; o lo que es lo mismo, la inversión necesaria para construir unas 45.000 viviendas de las 400.000 que dejarán de construirse. Siempre es bueno comparar las churras con churras para constatar que el gobierno intentará mover un trasatlántico remando con un palillo.

Lo que empezó siendo un ciclo bajista en el lenguaje de algunos, se ha convertido para los analistas en una profunda crisis en el modelo de desarrollo español e incluso, para algunos, en una crisis sistémica a nivel internacional. Si esto último es cierto lo vamos a pasar muy mal. A día de hoy es impredecible saber que repercusiones tendrá la crisis tanto a nivel financiero, como en la economía real; pero lo que tengo claro es que el gobierno deberá estar muy fino en sus próximas medidas económicas, porque de no ser así, no va a ser agradable a nivel social.