¿Qué (o quién) es lo mejor de tus días? ¿Lo piensas alguna vez? ¿Te paras a reflexionar unos minutos por la noche y repasar lo que has hecho, cómo te ha salido, con quién has hablado o qué resultado ha tenido tu trabajo? ¿Echas de menos a alguien? ¿A tu pareja? ¿A tus hijos? ¿A algún amigo? ¿Echas de menos el trabajo cuando estás en tiempo de ocio? ¿Piensas en qué pensarán los demás de ti? ¿Eres lo mejor del día para alguien? ¿Quién o qué es tu refugio?
¿En quién piensas cuando te pasa algo y quieres (o necesitas) contarlo? ¿Hablas lo suficiente de lo que te preocupa? ¿Tienes quien te entienda? ¿Cada cuánto tiempo telefoneas a tus amigos más cercanos? ¿Y a esas personas que, quizá no son tan cercanas, pero que les tienes un cariño especial? ¿O les mandas un mail personal? ¿O les saludas en Facebook y les mandas un cariño personalizado? ¿O un guasap?
¿Te has sentido alguna vez comprendido al 100% por alguien? ¿En cualquier situación, por dura o delicada que fuera? ¿Has encontrado la complicidad absoluta con alguna persona? ¿Te sientes «en casa» en una frase, una palabra, en un gesto, en un abrazo…?
Si la respuesta a estas últimas preguntas es no, ¡corre a buscarlo!
Hoy ha sido un día de mierda, salvo por hablar contigo.