Hablaba ayer de un juez «normal» que está frenando la adopción de un bebé de 15 meses por su madre no biológica, cónyuge de su madre natural.
Pues hoy, EL PAÍS, vuelve a deleitarnos con otro caso del mismo juez, tan absurdo como el anterior, y, desde luego, no menos llamativo…
Parece que este individuo, cuando tenía 29 años y en su primer destino tras la oposición (a la sazón, Chiclana), un buen día, se fue a la playa. ¡Oh! ¡Qué ven mis ojos! ¡¡Una señorita con las tetas al aire en la playa!!
Y, presto, corrió a deternerla por escándalo público. No reparó este juez «normal» en que el top less era legal en ese municipio.
La señorita fue absuelta del «delito» por otro juez, pero no se libró de pasar tres días a la sombra.
En aquel momento (1987), nadie expedientó al juez. Hoy, parece que se ha abierto un expediente para esclarecer «si pudieran constituir algún ilícito disciplinario».
Yo a este individuo le recomendaría un retiro espiritual sine die, que cumpla la ley y que deje de interpretarla a su manera.
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A mi me parece que este señor debería ser apartado de su cargo. ¿O en este país nunca pasa nada? Es vergonzoso que nadie dimita nunca, pero todavía peor es que haya una sensación generalizada de que todo vale porque nunca se toman decisiones expeditivas. Si yo armo en mi trabajo una la mitad de gorda que ésta me echan y encima me llevan a los tribunales. ¿Por qué al señor juez no?
Lo dicho, que se vaya a Polonia, que allí no va a ver nada que no le guste, es más, le va a gustar muchísimo todo lo que ve.