Lean ustedes el ilustrativo post de Nacho de la Fuente en La Huella Digital.
Los miembros que impulsan esa Generación Tapón están en todas partes. En la política, en el periodismo, en la banca, en la judicatura, en la sanidad, en la industria… es una generación que se aferra al poder de forma increíble y no deja dar un paso a las generaciones siguientes, que están quedando muy desaprovechadas. Y cuando los más jóvenes y sobradamente preparados dan pasos firmes y tropiezan –ojo, un riesgo necesario para triunfar– viene la carcajada por lo bajinis y el «ya te decía yo que estos niñatos se la iban a dar». Pues que sepan que los dos protagonistas de esta historia resurgirán cuanto antes con nuevos proyectos mediáticos –quizá en alguno conjunto– que acabarán cuajando por pura lógica. El tsumani y la reprogramación existencial que están padeciendo ahora mismo tantos medios tradicionales en Estados Unidos está a un paso de entrar en la Vieja Europa y en los próximos años se instalará con forceps en nuestros temblorosos consejos de administración.
No es nuevo: de hecho, siempre fue así. Al final se quita el tapón, bien porque alguien encuentra el modo de destapar la cosa, bien porque se pudre él solito, y la generación que esperaba ocupa ese puesto, convirtiéndose a su vez en el próximo tapón que deberán quitar quienes vengan detrás. Es ley de vida.
¡Qué ganas tengo de ser tapón!