Llevaba dos días lloviendo tímidamente sobre Murcia cuando ya estaban quejándose.
Me pregunto yo de qué se queja una de las Comunidades más secas de España, que se pasan la vida entera pidiendo agua al vecino norteño y construyendo más allá de su sostenibilidad, cuando un día les caen dos gotas.
Es que no estamos acostumbrados, dicen.
Acabo de leer un artículo que me ha dejado sin palabra (y mira que es difícil).
Más información en La Sombra de Aznar. Siendo Peperufo murciano, no dudaba que ya tuviera el artículo escrito. Para él un saludo desde aquí.
No contentos con cargarse el Mar Menor, ahora planean destrozar el último reducto vírgen de la región. Oléeee!!!
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Yo soy murciano y te puedes imaginar lo duro que es ver como año tras año el PP utiliza el tema del agua de forma electoralista y además le da cada vez mejores resultados. Tras los ocho años de Aznar en Moncloa aquí nadie hizo nada para que llegara una gota de agua a corto plazo. Sólo el proyecto de trasvase del Ebro, que nos vendieron como algo que estaría terminado en un segundo. Mientras, todavía se permiten basar todo el desarrollo de la región en ladrillo y golf. Lo de Marina COPE no es más que la punta del iceberg. No se escapa ningún Ayuntamiento que no esté recalificando hasta el aire para construir macrourbanizaciones de miles de viviendas, todas con campo de golf por supuesto. El problema ya no está sólo en el golf, que no gasta tanta agua, el problema son los miles y miles de personas que vienen a la región a vivir (extranjeros la mayoría) sin una cultura de ahorro de agua y con la fea costumbre de ducharse todos los días. Nos permitimos llamarnos la región donde vive el sol y luego nos quejamos cuando llueve. Yo estoy encantado de ver llover, menos los martes que es cuando juego al futbito. De todas formas, este es un tema que se presta a mucha demagogia por ambas partes, aquí en Murcia sobre todo. Las imágenes del Ebro desbordándose tampoco ayudan. Lo que está claro es que los perjudicados son los de siempre, los agricultores, y su peor enemigo no es Aragón ni Castilla la Mancha, sino el señor Valcárcel. Cuando nos demos cuenta será demasiado tarde y seremos como Mallorca, un gueto de ingleses y alemanes donde el único futuro para los murcianos será poner copas y mantener campos de golf. Ya podían poner ciclos formativos de jardinería.
En muchos casos, pero no en la mayoría. Podría decir que tengo información, más que a pie de calle a pie de bancal, y los cultivos que yo conozco, aunque circunscritos al valle al que me refería antes, poseen en su mayoría sistema de riego por goteo. El tiempo que el motor de riego permanece dando servicio es limitado y tasado al segundo, nunca el suficiente, pero se hace lo que se puede. Cierto que se robará agua, igual que otro muchos han hecho, pero sigue dándome la razón porque ese agua hurtada al uso de la huerta deviene en perjuicio del huertano que ve morir poco a poco sus árboles y hortalizas. No hay que hacer demagogias con el agua para hablar del agua. Claro que algunos la desean para usos espureos y particularistas, pero hay otros muchos que dependen de ella para subsistir, que no son ladrones ni políticos, sino labriegos a pie de caballón que la necesitan para sus tierras como el aire para sus cuerpos. Tan vergonzosos son unos, usando esas esperanzas para disfrazar intereses ocultos, como los otros, solapando con el tema de la construcción una necesidad básica.
Lo de Murcia no tiene nombre votan en masa al PP porque piensan que con el trasvase se acababan sus problemas con el agua.
No se dan cuenta que el sistema de cultivo «bajo plástico» es insostenible para mantener la tierra en condiciones.
No se dan cuenta de que en muchos casos tienen sistemas de riego del tiempo de los árabes, con gran cantidad de perdida de agua.
No se dan cuenta de que los «Zaplana boys» del PP el agua la quieren para abastecer el «costicidio» que intentan perpetrar con la excusa de que es el motor de la pujanza económica de la región.
No les dice nadie que las desaladoras dan una excelente agua para riego, aunque es verdad que las de ósmosis inversa presentan un cierto riesgo de excesivos residuos salinos.
No se dice claramente la injusticia que se comete gravando con aranceles a la producción hortofrutícola del norte de África, de manera que a sus agricultores no les queda más salida que emigrar.
En definitiva, mucha demagogia con el agua en Murcia.
Siento haberme puesto tan trascendente maripuchi, pero nunca llueve a gusto de nadie
El tiempo va cambiando, y aparte de hacernos viejos (como dice la canción de Pablo Milanés) cambia el clima y las circunstancias. La lozanía de la huerta antaño queda ya muy lejos, a pesar de que recuerdo perfectamente el verde intenso de las huertas de cítricos en el valle que me vió crecer. Admito que todo ha cambiado, el mismo clima cambia y es necesario un cambio en el modelo de crecimiento. Sobre todo no es admisible que la construcción esté comiendose, literalmente, los más bellos paisajes de la costa de Murcia. Sin embargo, lo peligroso de tanto desarrollo es que realmente vende: las urbanizaciones se las rifan los extranjeros que llegan de Alemania e Inglaterra, que no buscan sino un microcosmos cerrado y autarquico, totalmente autosuficiente. Lo peligroso es que es un mal, que se extiende como un cancer, porque sigue resultándoles rentable a quienes lo perpetran y a quienes usan el poder que le dan los votos para apoyar esa política urbanística. Y lo peor del caso es que un cambio de Gobierno solo traería una nueva proternación ante el poder factico, del ladrillo convertido en fajo de billetes.
Y lo triste, lo realmente triste, es que esa gente que mancha y deforma el mensaje de que Murcia necesita agua, acaba robando razones, motivos, legitimidad y… esperanzas, a quienes ven en su pedazo de tierra el sostén de su día a día. Es cierto: antes llovía poco, pero llovía. Ahora apenas se trata de una llovizna. Anunciabas lluvias poco menos que torrenciales este domingo, y sin embargo a través del ventanal de mi balcón luce un sol reluciente y un cielo bien azul. Quiero agua para la tierra, agua para los que necesitan la tierra… ¿Se entiende por ello que apoyo las obras faraónicas, monumentales, asfixiantes y destructoras?
Entonces, ¿la lluvia en Murcia no es una maravilla?
Fuera de bromas, visto a enorme distancia (soy leonés y vivo en Salamanca), creo que el problema del agua en el Levante, evidentemente, no está resuelto. Y lo del urbanismo en el cabo de Cope (¡qué nombre por Dios!), del que he leído hoy en El País, es un asunto muy poco halagüeño. Sé que en muchos lugares urbanismo salvaje es sinónimo de enriquecimiento rápido y que es muy duro dejar pasar la ocasión. Pero el asunto tiene muchas caras.
El clima y el suelo murcianos eran ideales para el desarrollo de la mítica huerta. Pero hay un problema con el agua. El clima y el paisaje son ideales para el desarrollo turístico, pero sigue habiendo un problema con el agua y con el desarrollo sostenido y el respeto adecuado al medio ambiente, que es nuestro, pero también de las generaciones futuras.
Cuando viajo por el SE (recuerdo Almería y Alicante) me abruma un poco la sequedad del paisaje, y eso aunque Salamanca en verano no tiene mucho que envidiar. Eso sí, todos los años las lluvias de otoño y primavera recuperan el campo charro. Incluso he notado un gran cambio entre Salamanca y Barcelona hace unos días en este sentido (Cataluña más seca).
En fin, lo peor es si el cambio climático acentúa las deficiencias, como nos tememos.
Lo de la lluvia de Murcia tiene su sorna. Es cierto, la huerta murciana es de dos cosechas, e incluso tres, y además de inmejorable sabor sus productos. Lo que no está tan claro es para que necesitan el agua. Antes también llovía poco. Lo que no es sostenible sin agua son los millones de adosaditos, apartamentos, chalecitos, hoteles, que crecen como una de las plagas de Egipto por todo su litoral, que ya trepan como la mala hierba colina arriba, los campos de golf, y todos los desmanes que este caos de ladrillo trae. No se dan cuenta, que el turismo apetecible, el turismo que dicen rico, no concuerda con este caos?. Que nadie busca el sol entre cuerpos apelotonados en un centímetro de arena. En chiringuitos playeros y restaurantes, donde te azotan la comida en la mesa, sin ni siquiera quitar las migas del anterior comensal. Cuando no nos quede ni un centímetro de arena, y nos comamos palmo a palmo los parques naturales ¿dónde dirigiremos nuestros cuerpos?, ¿dónde posaremos la mirada?. Si tiene razón el Azote de Aznar, es el último macro-pelotazo de PP, por si no ganan las próximas. ¿De que respeto a las leyes hablan los señores del pp?.
A mí la lluvia en cambio me parece de lo más natural. Pasé mi infancia en un pueblecito y recuerdo con gran placer los días de lluvia, bajar a la escuela corriendo porque uno creía que si corres te mojas menos, llegar empapado y luchar denodadamente por hacerme con un pupitre junto a la estufa. Y también recuerdo como con los años esos días iban a menos, la cara de preocupación de los que necesitaban la huerta, mirando al cielo esperando lo que no iba a llegar. Soy una persona sumamente realista, abomino de las obras faraónicas que cierto Gobierno afirmaba eran la salvación. Pero tampoco admito que debido al tema del crecimiento urbanístico quepa la posibilidad de dejar en la estacada a tantos hombres y mujeres que siguen mirando esperanzados el cielo, cuyas vidas dependen de los campos y las huertas, que ahora solo viven en los callos de sus manos, porque no hay quien trabaje ya el terreno seco y árido.
Algun día miraremos hacia atrás y con nostalgia de príncipes arrepentidos nos preguntaremos cuándo y cómo se nos ocurrió dilapidar lo más valioso que nos ha dado la tierra.
Tres murcianos (amiga, prima y primo de prima) se me han quejado en la última semana de la lluvia…. alegando la falta de costumbre.
El problema del agua y el del urbanizmo feroz no están mezclados de manera baladí. Lo uno tiene mucho que ver con lo otro (y viceversa).
No es que en Murcia se quejen de que llueva, se quejan de que llueve poco y de tarde en tarde. No entraré al tema de las construcciones que están destrozando el litoral, e incluso convirtiendo preciosos rincones de playa virgen en autenticos mausoleos de entretenimiento prefabricado (como decía Poirot, no son más que trozos de carne al sol, cadáveres en la morgue). Pero el tema de la lluvia no es similar. La huerta necesita lluvia, claro, el problema es que la lluvia no está cayendo donde debe, y con un par de días de lo que aquí llamamos «calabobos», pues no hacemos nada ni conseguimos lo que realmente se necesita: alimentar el suelo que clama de sed. No es quejarse de que llueva: es quejarse de que no llueva más y mejor, que es lo que resulta realmente necesario, y no como resultado de un simple capricho.