Nos esperamos que esos que algunos llaman nativos digitales sean una especie de dioses de la tecnología, que sean capaces, ya no de hacer, que también, sino de intuir en ella cosas que nosotros ni nos imaginamos…
Sin embargo, curiosamente, y como ya he apuntado alguna vez, no es así para nada.
Ir a clase con personas veinte años más jóvenes que yo me está abriendo los ojos a un mundo que era desconocido para mí. Toda una generación nos separa…
Ellos han crecido con internet en casa, si me estiras, no recuerdan más que el ADSL. Siempre han tenido consolas a su alcance y su primer móvil lo tuvieron en la adolescencia.
Si les planteas un mundo donde la tecnología desaparece durante dos meses, te dicen que sería difícil vivir sin guasap pero que esto les supondría pasar más tiempo con sus amigos… La visión del mundo a esta edad se convierte en un misterio insondable para mí.
Yo me reconozco adicta a internet, no es la primera vez que lo digo… y no será la última…
He conocido a cientos de personas a través de la red, ya no se trata sólo de mantener un contacto con gente utilizando la tecnología. Es servirse de ella para ir un pasito más allá y llegar a conocer a gente afin. No hay dos mundos separados por una capa tecnológica: el mundo es único y la tecnología acerca cosas que, de otro modo, no se podrían juntar. Luego lo que las personas hacen es cosa de las personas.
Me llama poderosamente la atención el hecho de que estos veinteañeros piensen que la tecnología es un obstáculo más que un apoyo… ¿no eran nativos digitales? ¿no tenían esto integrado en su ADN?
Cuando les cuentas que tuviste tu primer móvil con 26 años o que tenías que ir a una biblioteca a consultar en enciclopedias para hacer un trabajo te miran como si fueras extraterrestre pero luego, curiosamente, también ven anormal que puedas tener una amistad online… cuando quizá esa amistad ha sido algo mucho más real que muchas otras cosas que te rodean y que te dejan tibia. Cuando quizá te haya abierto puertas físicas (y no tanto) que nunca jamás hubieras soñado que existían…
En fin, ya divago, igual son cosas de la edad…