Hemos decidido no asistir al acto organizado por el Gobierno Vasco, en conmemoración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, porque un acto de esta naturaleza es incompatible con la presencia de una plataforma de apoyo a ETA, como es Etxerat. Es un verdadero sarcasmo y una ofensa a la ciudadanía vasca y a sus ansias de paz y libertad invitar a un acto en defensa de los Derechos Humanos a quienes siguen apoyando, justificando o no condenando la violencia terrorista de ETA.
Es incomprensible que a estas alturas el Gobierno Vasco siga instalado en una equidistancia imposible entre las víctimas de ETA y sus victimarios; hasta el punto de invitar a quienes jalean a los verdugos a un acto institucional que, si algo tendría que recordar, es que el primero de los derechos humanos, el más fundamental, es el derecho a la vida.
La decisión adoptada por el Gobierno Vasco constituye, además, una verdadera provocación, por el momento en que se produce: cuando, tras el asesinato por ETA de un concejal socialista, Isaías Carrasco, dos partidos del Gobierno de Ibarretxe están poniendo todas las trabas posibles para que no prosperen mociones éticas en los Ayuntamientos gobernados por quienes siguen apoyando a ETA y para no remover de su cargo a una alcaldesa indigna, como es la de Arrasate-Mondragón.
En ese sentido, la decisión del Gobierno de Ibarretxe es, además, una provocación de quienes, defendiendo las tesis más radicales del soberanismo en el seno del Ejecutivo, seguramente han adoptado la posición desafiante de los que dicen: “si no quieres taza, taza y media”.
Una vez más, el Gobierno Vasco pierde una excelente oportunidad de llevar a cabo y liderar una verdadera política de pedagogía democrática, sembrando la consternación entre una ciudadanía harta de violencia terrorista y que no desea conceder a ETA la más mínima legitimidad. Por eso, el Grupo Socialista ha solicitado reiteradamente que se retiren las subvenciones a las plataformas de apoyo a ETA o, al menos, se condicionen a una declaración expresa de rechazo a la violencia terrorista. Lejos de adoptar una medida tan sensata y tan acorde con los valores democráticos, el Gobierno de Ibarretxe, además de no retirar estas subvenciones indignas, ha optado por legitimar a quienes siguen apoyando a ETA.
Tenemos que congratularnos de que a la individua esa de Mondragón, esa que maneja el voto de calidad a su antojo, la vayan a llevar a Martunene a comer bocadillos de choped una tempradita ¿no? Que tire de derechos humanos ahora.
Tengo muy claro que son bastante timoratos en el PNV y temen sobre todas las cosas perder _esos_ apoyos por que saben bien que si los pierden, pierden todo.-
A todos los que apoyan a ETA tendrian que regalarles un ejemplar de la declacion de derechos humanos,y obligarles a aprendersela de memoria,articulo por articulo.
Puede que asi se den cuenta del camino tan equivocado que han elegido.
Salud,republica y feliz puente