Mejorar la memoria tiene ventajas, pero supone también problemas. Si nos olvidamos de lo que pensábamos, decíamos o hacíamos en nuestro pasado y, sin embargo, otros, como Google, no lo olvidan, entonces Google tiene un potencial poder sobre nosotros. Nos conoce mejor que notros mismos. El poder de la información, como cualquier otro poder, será ejercitado. Esto podría poner en desventaja a los individuos en sus negociaciones y transacciones. Si he olvidado que «googleé» la palabra «depresión» hace unos meses, Google no y puede ser que un futuro empleador pudiera encontrar esta información.
Extracto de un artículo aparecido en en diario francés Libération.
Viktor Mayer-Schönberger, es profesor de política pública y director del centro de investigación en políticas de información y de innovación en la universidad nacional de Singapur. Es también autor de Delete: The Virtue of Forgetting in the Digital Age (Princeton University Press 2009). Y está especializado en el derecho al olvido.
Si hemos «gogleado» una palabra solo significa eso. No quiere decir que tengamos un problema por poner «depresión».
La información no siempre es conocimiento.
.-= Lo último de Cartier en su blog ..España en Euskadi =-.
Tiene una ventaja, que ya no desaparecemos de la historia, y lo que hayamos dicho, posteado o subido quedará hasta por lo menos que se invente algo más grande que internet!
¿No queríais «aldea global»?. ¡¡ Pues toma aldea global !!.
Esto siempre me recuerda a los pueblos de antes, en donde todo el mundo sabía quien era el tonto del pueblo, la puta, el que más dinero tenía… Y nadie olvidaba. Por generaciones. Al ir a la urbe se ganó anonimato y olvido. Pero algo también perdíamos (¿comunicación?), porque nos pusimos a buscar la «aldea global». Pues ¡¡ toma aldea global !!. Hemos vuelto al pueblo, pero sin aire puro.
(Tema para entrada pendiente en jotarp.org desde… ni me acuerdo. Copiaré este comentario 😉 ).