ETA ha puesto la guinda al festival destructivo del fin de semana, esta vez, matando a una persona. Una de las mejores cosas que, bajo mi punto de vista, podemos hacer es no especular con los motivos de la barbarie. Un buen amigo me dijo que no buscara respuestas para las acciones de quienes no se hacen preguntas. Antonio rivera lo describe hoy en el último párrafo de un artículo que publica hoy en El Correo titulado «Gamberros»:
«(…) dejémonos de una definitiva vez de especulaciones para otros que no hacen ellos mismos. La oportunidad de este atentado contra la Caja Vital en Vitoria empieza y acaba en la enorme y deshabitada explanada de Salburua que permite, sin demasiado riesgo, poner a medianoche un coche con ochenta kilos de explosivo. Aquí no hay más objetivo que el demostrar que sigo vivo y dispuesto a seguir apretando. Demostrar que soy un gamberro con centenares de kilos de bombas a mi disposición. Nada más. Apurar el análisis hasta dar forma política a una gamberrada monstruosa, después de cuarenta años de ellas, es innecesario, inoportuno, ridículo y, estratégicamente, erróneo. Aunque hubiera una posibilidad para pensar que hay pensamiento detrás, sería estratégicamente erróneo pensar a su manera.»
Lo de Vitoria puede llamarse gamberrada enorme. Pero lo de Santoña es un asesinato.
Tienes razón RV, pero lo que quiero resaltar en el post es la estrategia a seguir. Siempre los he calificado como fascistas, terroristas y totalitarios y seguiré haciéndolo en el futuro. Cuantas veces sea necesario. Pero creo que es muy importante que no busquemos razonamientos para los atentados, que es lo que hace mucha gente (demasiada en mi opinión). Un abrazo.
El apelativo se queda corto. Cortísimo.