Mañana 3 de marzo, además del cumpleaños de mi hijo Tomás, hay un eclipse total de luna. Y será el que mejores condiciones reúna para su visionado desde España hasta el año 2029.
Siempre me han fascinado los eclipses. Recuerdo de peque que salíamos con mi padre a la calle a verlos. Un ratito, claro …
He tenido la suerte de vivir dos importantes eclipses de sol. En ambas ocasiones me fui hasta el Planetario (en Madrid).
El primero, en España fue parcial, pero total en la mitad de Europa. Tengo amigos que incluso se fueron a Rumanía para verlo en plenitud. No recuerdo bien si fue en el año 2000 o 2001 …
El segundo, fue el año 2005 y fue anular. Esta vez sí que me compré las «gafas de eclipse» para poder disfrutar del evento.
En el planetario dispusieron una pantalla gigante, para que todo el mundo, tuviera gafas o no, pudiera disfrutar de una de las maravillas que nos ofrece la naturaleza. Y además, un violinista amenizó los cinco minutos que duró la anularidad con una pieza compuesta al efecto (creo que en la primera foto se ve al violinista).
Lo curioso de las dos veces que fui al planetario es el extraño hermanamiento entre la gente que allí estábamos. A pesar de que no conoces de nada al que está al lado tuyo, es como si por unos momentos, estuviéras en su misma onda … Un efecto increíble.
Espero llegar mañana a las 11.30 despierta para poder disfrutar un poco del fenómeno.
Ya me contaréis si lo habéis visto y qué tal.
Recuerdo los dos eclípses, especialmente el último. Es cierto que había una onda especial entre la gente, recuerdo que en algunas tiendas te regalaban las gafas para poder observarlo. No fuí al Planetario, pero si lo ví en la terraza de casa con algunos de mis convecinos. Manaña a las 11:30 mientras mire al cielo pensaré en Maripuchi y en los demás idealistas y soñadores que estarán esperando ese hermamiento, que parece tan alejado de las aceras de todas las calles por las que transitamos sin apenas mirarnos.