No es una cuestión de crisis o de no crisis. A mí, que los inversores-especuladores no compren pisos, como comprenderéis, me produce más bien alegría…
¿Quién va a comprar un piso al precio que tienen? ¿Quien necesita vivienda se la puede pagar? ¿Por qué nos rasgamos tanto las vestiduras si hace tiempo sabíamos que iba a suceder? ¿Quién se puede permitir una hipoteca -si es que te la dan, claro- con los tipos de interés como están? ¿A cuántos años?
Si pagamos la hipoteca (o el alquiler a precio de hipoteca), ¿nos sobra dinero para comprar otras cosas?
Sufren mucho los registradores de la propiedad y los notarios… a este ritmo van a tener que poner rebajas en sus chiringuitos…
Y todavía bajarán más … las ventas… y los precios…
Lo más lógico, es que si un empleo muy demandado anteriormente deja de tener demanda, pues los que hayan trabajado en ese sector tengan que cambiar de actividad. Lo que ya no veo tan lógico es que comience a especularse con la posibilidad de mantener esos puestos de trabajo de forma artificial.
Esos «inocentes» afectados se beneficiaron (y mucho) en su día.
Que bajen los precios de la vivienda ahora es algo que se veía venir desde hace un tiempo, aunque se ha negado sistemáticamente. Pero habrá especuladores que dentro de poco comenzarán a beneficiarse de la circunstancia («a río revuelto, ganancia de pescadores»), si no, ya veremos quién se hace de las casas embargadas por bancos, o en venta por necesidad de sus dueños. Compraran a precios de ganga, y luego a esperar una nueva subida, que llegará de nuevo.
Un saludo
Como dices, de la pena de algunos, surgen la alegría de otros. El problema es que la actividad (sea mas o menos ética) genera empleos y la parada afecta a muchos «inocentes».
Necesitábamos haber empezado a preparar el «post-ladrillo» desde hace mucho tiempo atrás.
PD Yo tuve la suerte de meterme en hipoteca antes de la carrera alcista.
A mí ellos no me dan ninguna pena. A mí me doy pena yo, que me compré el piso cuando los precios estaban muy altos pero el euribor muy bajo, y cuando tenía otro sueldo más alto; ahora tengo un sueldo más bajo y ha subido el euribor, y, obviamente, el precio que pagué sigue siendo el mismo. De no llegar a un tercio de mi sueldo, ahora la hipoteca es bastante más de la mitad. Hoy nadie me daría una hipoteca.
Pero como yo no lo quiero para hacer negocio, sino para vivir, cuando quiera vender el mío podré comprarme otro, aunque hayan bajado los precios y me paguen menos de lo que yo pagué en su día. Así que, adelante con el desplome, que estoy hasta el moño de que se forren unos pocos.