Todos estamos en mayor o menor medida preocupados por el inminente cambio climático. Los Estados están tomando cartas en el asunto y, aunque yo sería mucho más drástica, parece que poco a poco están modificando comportamientos y recortando emisiones de CO2 de aquí y de allí.
A todas luces es insuficiente.
Nos desayunamos a diario con noticias que ponen los pelos de punta; como la que ayer nos decía que hay una mancha de mierda (sin perdón) en el océano Pacífico más grande que Europa, o la de que el aire que respiramos en nuestras grandes ciudades es cancerígeno, o este buen (y extraño) tiempo que estamos teniendo invierno tras invierno…
Como ciudadanos del planeta Tierra tenemos el deber de exigir a nuestros gobernantes que hagan aún más esfuerzos. Parece que se van introduciendo leyes y normas, pero mi impresión es que son más por cumplir protocolos y acuerdos internacionales que por propio convencimiento. Tan importante es poner la norma como velar porque ésta se cumpla… Además de una acción gubernamental, son imprescindibles las pequeñas medidas que a nivel doméstico, en nuestros hogares y como consumidores podemos tomar.
Cada cierto tiempo, escribo lo mismo. A veces creo que me repito coma sobre coma. Exposición de motivos, conclusiones…
Pero es que el tema me preocupa cada día más.
El modelo de ciudades que estamos construyendo es antitodo. Antiecológico, antieconómico… Dependemos cada vez más (y no menos, como debería ser) del coche. Nuestras madres y abuelas iban a la compra con su carrito y no necesitaban esas tremendas bolsas de plástico, que además, se suelen romper, con lo que no se pueden reutilizar. La leche venía en unas bolsas y se guardaba en la nevera dentro de una botella (que por supuesto se reutilizaba) y un larguísimo etcétera. Estoy segura que cada uno de vosotros podría poner un ejemplo distinto.
Con el consumismo feroz ya nada se recicla. Todo es de usar y tirar. Es más, los fabricantes son conscientes y hacen las cosas para que no duren para siempre. Ahora se te estropea la tele y te compras otra … ¿os acordais de esos técnicos que venían a nuestras casas antaño? ¿Qué me decís de los teléfonos móviles? Mi experiencia con ellos (desde el año 1996) me dice que están programados para durar dos años. Lo que duren a partir de esa fecha, es suerte. Y ale, a cambiar, a consumir, a gastar!!
Veo complicado, por no decir imposible, un cambio drástico de modelo económico, así que mientras tengamos lo que tenemos, pienso que deberíamos tomar medidas domésticas drásticas por hacer todo lo que está en nuestras manos para poner sino fin, sí coto a los graves problemas climáticos que aún están por llegar…
Siempre se dice lo mismo, ahorrar agua, ahorrar energía, consumir menos recursos… ser sostenible….
¿Somos capaces de comprometernos con el futuro del planeta?
Está en nuestras manos. Debería ser un clamor…
Hablando de tirar y comprar recuerdo muchos oficios que o no existen o están en vías de extinción hoy: las zurcidoras, las mujeres que arreglaban puntos a las medias, los zapateros remendones, las costureras de arreglos, los establecimientos de cambios de novelas y/o tebeos, los técnicos de radios y aparatos eléctricos pequeños y tantos otros.
Está claro que el consumo ha podido con el arreglo y parece que esto no tiene cura. Todo tiene caducidad o bien porque no dura o porque se queda obsoleto.
Y así nos va. Dentro de poco la Tierra estará cubierta por una inmensa mierda de plástico.
Salud y República
Saldu y República