Al final en esto de la política hay una dosis importante de estrategia, y en ese caso en el que fuimos en candidaturas conjuntas EB y Aralar, el objetivo fue sumar restos y tratar de sortear la ley d’hondt. En Gipuzkoa y Bizkaia fue bastante bien, y en Alava no tanto. Pero, globalmente, Ezker Batua consiguió un número de concejales muy superior a la legislatura anterior, de manera que nos quedamos satisfechos.
En aquel acuerdo no se planteaba ninguna obligación de seguir juntos después de las elecciones; en algunos municipios se trabaja juntos, y en otros no. El ejemplo de esto último es lo que pasó en Juntas Generales de Alava, con un procurador de EB y otro de A. La cosa estaba igualada, y quienes iban a decidir el color del gobierno era Ezker Batua-Aralar. Y al final, ¿qué pasó? Pues que a Aralar le gustaba más un gobierno nacionalista que uno de izquierdas, y votó PNV. Ezker Batua prefería un gobierno amplio, y votó PSE al negarse el PNV a establecer acuerdos. Por cierto, que en las diputaciones un gobierno EB-PNV se me antoja complicado, porque las posturas en cuanto a temas fiscales son muy distintas. Quizá por eso sea más fácil la colaboración en Gobierno Vasco, porque no tiene las competencias de Hacienda.
Por otra parte, había muchos planteamientos del programa en común. Lo que más nos separa, que es el modelo de estado, no es un tema que se trate en los ayuntamientos, y por eso fue más fácil ir juntos en aquellas elecciones que en las generales, donde cada uno va por su lado.
Por cierto, yo me llevé una gran decepción con Aralar. Unos días antes de las elecciones alguien de Aralar me dijo que ellos valoraban más una política de izquierdas, por encima de las cuestiones de identidad nacional. Lo cierto es que al final se retrataron, y gobiernan con el PNV en la diputación. Ya veremos si de verdad hay una política fiscal de izquierdas. Sospecho que el impuesto de sociedades seguirá bajando.
Completamente de acuerdo con tu visión, aunque mi problema fue al contrario (y terminé votándoles al final, aunque no muy a gusto). Yo siempre comento que soy más de izquierdas que nacionalista, pero soy ambas (por más que haya gente que me diga que eso es imposible, pero a mí me pasa); mi opción era Aralar y no entendí muy bien qué hacían con EB. Pero bueno, al final salió alcalde de izquierdas, que era lo que yo quería…
No he dicho facción como algo peyorativo, sino como lo que significa o como uno de sus significados: bando, parte de un todo.
A mí la ley electoral me parece un churro, ya lo sabes, pese a que mi partido es uno de los «beneficiados» por ella. Preferiría que los millones de personas que votan a IU tuvieran la representación que merecen…
Y lo que quiero decir con el post es que hay cosas que no se pueden unir. Porque si en Euskadi uno está a la izquierda del PSOE (cosa que comprendo), y no comparte las ideas de independencia o de Euskal Herria y las milongas que nos cuentan los nacionalistas (incluyendo a Aralar), ¿qué hace?
Hombre, facción, facción…, más bien federación, que no somos ni gente amotinada ni un partido violento, que es como lo define la RAE.
Y, efectivamente, en esa ocasión hubo que recurrir a ese truco de unir dos partidos pequeños para sumar fuerzas y mitigar los perversos efectos de la ley electoral. Mientras sigamos con la ley electoral actual, que permite que mi voto tenga mucho menos valor que el de un votante del PSOE, del PP o del PNV, no habrá plena democracia en este país.
Al final en esto de la política hay una dosis importante de estrategia, y en ese caso en el que fuimos en candidaturas conjuntas EB y Aralar, el objetivo fue sumar restos y tratar de sortear la ley d’hondt. En Gipuzkoa y Bizkaia fue bastante bien, y en Alava no tanto. Pero, globalmente, Ezker Batua consiguió un número de concejales muy superior a la legislatura anterior, de manera que nos quedamos satisfechos.
En aquel acuerdo no se planteaba ninguna obligación de seguir juntos después de las elecciones; en algunos municipios se trabaja juntos, y en otros no. El ejemplo de esto último es lo que pasó en Juntas Generales de Alava, con un procurador de EB y otro de A. La cosa estaba igualada, y quienes iban a decidir el color del gobierno era Ezker Batua-Aralar. Y al final, ¿qué pasó? Pues que a Aralar le gustaba más un gobierno nacionalista que uno de izquierdas, y votó PNV. Ezker Batua prefería un gobierno amplio, y votó PSE al negarse el PNV a establecer acuerdos. Por cierto, que en las diputaciones un gobierno EB-PNV se me antoja complicado, porque las posturas en cuanto a temas fiscales son muy distintas. Quizá por eso sea más fácil la colaboración en Gobierno Vasco, porque no tiene las competencias de Hacienda.
Por otra parte, había muchos planteamientos del programa en común. Lo que más nos separa, que es el modelo de estado, no es un tema que se trate en los ayuntamientos, y por eso fue más fácil ir juntos en aquellas elecciones que en las generales, donde cada uno va por su lado.
Por cierto, yo me llevé una gran decepción con Aralar. Unos días antes de las elecciones alguien de Aralar me dijo que ellos valoraban más una política de izquierdas, por encima de las cuestiones de identidad nacional. Lo cierto es que al final se retrataron, y gobiernan con el PNV en la diputación. Ya veremos si de verdad hay una política fiscal de izquierdas. Sospecho que el impuesto de sociedades seguirá bajando.
Completamente de acuerdo con tu visión, aunque mi problema fue al contrario (y terminé votándoles al final, aunque no muy a gusto). Yo siempre comento que soy más de izquierdas que nacionalista, pero soy ambas (por más que haya gente que me diga que eso es imposible, pero a mí me pasa); mi opción era Aralar y no entendí muy bien qué hacían con EB. Pero bueno, al final salió alcalde de izquierdas, que era lo que yo quería…
No he dicho facción como algo peyorativo, sino como lo que significa o como uno de sus significados: bando, parte de un todo.
A mí la ley electoral me parece un churro, ya lo sabes, pese a que mi partido es uno de los «beneficiados» por ella. Preferiría que los millones de personas que votan a IU tuvieran la representación que merecen…
Y lo que quiero decir con el post es que hay cosas que no se pueden unir. Porque si en Euskadi uno está a la izquierda del PSOE (cosa que comprendo), y no comparte las ideas de independencia o de Euskal Herria y las milongas que nos cuentan los nacionalistas (incluyendo a Aralar), ¿qué hace?
Hombre, facción, facción…, más bien federación, que no somos ni gente amotinada ni un partido violento, que es como lo define la RAE.
Y, efectivamente, en esa ocasión hubo que recurrir a ese truco de unir dos partidos pequeños para sumar fuerzas y mitigar los perversos efectos de la ley electoral. Mientras sigamos con la ley electoral actual, que permite que mi voto tenga mucho menos valor que el de un votante del PSOE, del PP o del PNV, no habrá plena democracia en este país.