Con China hemos topado.

Vamos a tomar, por ejemplo, a la gimnasta Almudena Cid.
Este año próximo irá por cuarta vez a unos juegos olímpicos. Hito en el deporte que ella practica: la gimnasia rítmica.

Ella prepara su maleta para ir a Pekín y se lleva una cámara de vídeo, para inmortalizar, como otros atletas, su estancia allí. El desfile de abanderados en la inauguración, el ambiente de la villa olímpica… Además, se lleva una ikurriña (digo ikurriña porque al poner como ejemplo a Almudena Cid, es la que toca, si hubiera dicho a Gervasio Deferr, habría que usar la bandera de las estrellas…).
Ella se relaja tocando la flauta, así que se lleva su flauta para esos momentos de tensión.
Además, como es muy creyente, se lleva la Biblia que le regaló su abuela. Le gusta leer un pasaje cada noche.

Es bien probable que le paren en la aduana. En Pekín, están prohibidos todos estos objetos, por motivos de ¿seguridad?

Pero como en China son muchos millones de chinos, y si saltan a la vez, desviarían la Tierra de su órbita, y además, fabrican lo que usamos y consumimos en el resto del mundo, está muy bien. No passssssa nada. Allí no hay armas de destrucción masiva. El Tíbet es China desde que el hombre es hombre, incluso me consta que los monjes tibetanos están recogiendo firmas y dejándose de tonterías de una vez… basta ya de protestar, hombre!!

(Historia ficticia. Cualquier coincidencia con las aficiones de la señorita Cid es pura coincidencia.)