Alejados del «mundanal ruido» durante dos días, hemos estado este fin de semana en la ciudad que me vio crecer.
Oviedo ha cambiado mucho desde que yo me fui, aunque no su esencia rancia (ésa que ya relataba hace casi siglo y medio Don Leopoldo).
Me preguntaba si yo sería capaz de adaptarme a volver a vivir allí. Supongo que sí, porque el entorno no me es desconocido, pero nada es igual. Mis amigos (los pocos que quedan allí, porque mi generación es emigrante) tienen su vida hecha, su familia. Con algunos tengo más afinidad que con otros. Las cosas que importan con 18 no suelen ser las mismas que con 34…
Aún con ésto, tenemos un lenguaje común y una historia común que nos une más que nos separa.
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Tiene razón Blanca. Las cosas, las ciudades …, no cambian tanto, pero si los ojos con los que las volvemos a ver. Estas más prevenido, tienes más equipaje interior, percibes más la dureza de las cosas y de las personas. Cuando eres niño y adolescente, todo está por descubrir, no percibes el peligro ni la maldad, todo es amable y hermoso, (o bastante hermoso) por eso, Sabina tiene bastante razón, algunas veces cuando volvemos lo que hacemos es destrozar el recuerdo, la magia.
Muchas veces la memoria es selectiva sin apenas darnos cuenta.
Recordamos con cariño a personas y lugares, y es bueno que esto siga así.
Pero el presente es igual de bueno y estamos tambien rodeados de amistades y vida.
¡¡Fijate quien te lo dice!! con lo nostalgica que soy yo de mis recuerdos.
Un abrazo.
Oviedo me encanta. Asturias en general. Voy mucho por allí.
Sí, ha cambiado. Pero en cuanto rascas un poco ves que debajo hay lo de siempre. Para lo bueno y para lo malo.
Ah, el Campo y alrededores, como siempre… y al pavo real lo conozco como si fuera de la familia. Es tan precioso todo… estoy segura que la nostalgia amplifica la percepción, pero…
Dice Sabina, con mucha razón: «Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver…»
Uno va buscando a veces repetir las mismas cosas en los mismos sitios, pero no es recomendable.
Tu has cambiado y creo sinceramente que la ciudad ha cambiado menos, precisamente por el tamaño, las circunstancias y sus gentes. Y seguramente, a pesar de tu cambio, es muy probable que la ciudad te brindaría parte de lo que en su día te dió, pero recuerda… nunca sería igual. No por ello sería peor…