«Según el Reglamento de organización y funcionamiento de la red de Escuelas Municipales de Educación infantil, la red se define como bilingüe con una decidida apuesta por superar la situación social de desigualdad de las dos lenguas oficiales de la CAPV en la ciudad.»
Hasta aquí, estoy de acuerdo.
Entonces, me presentan la Memoria Anual de la Escuela, que, como miembra del Consejo Escolar debo leer antes de la reunión y me la encuentro en euskera. Y no, no es que me haya tocado la que está en euskera porque no hay otra: es que ¡¡la hacen en euskera y no la traducen!! porque «les llevaría demasiado tiempo hacer la traducción».
- ¿Para quién se redacta esta Memoria? Para los miembros del Consejo Escolar.
- ¿Quién forma parte del Consejo Escolar? Directora, Educadoras y padres.
- ¿Quién se queja año tras año sin éxito? Los padres… y me temo que irá a peor… hasta que consigan euskaldunizar a toda la población.
¿Es ésto bilingüísmo? No, definitivamente no lo es.
Es más que natural que te quejes, Maripuchi. Vivimos en un país que se ha cargado su mayor seña de identidad, una lengua pre-sánscrita, a fuerza de imponerla. Así no hacemos sino dar vueltas… a la eterna noria. Es frío este aire de octubre que baja como del Gorbea, pero tal vez sea lo que necesitamos: aire renovado para respirar. Porque, ¿no notas un cierto olor a rancio?
Un beso. Yo ya estuve por aquí…
Tampoco vienen fistro, aluflipar ni porcular y no por ello dejan de ser palabras por todos comprendidas….
En fin, problemón que tenéis con las lenguas cooficiales. Por cierto, que la rae dice que miembra no existe 😉
No me asombro, Bolche, me quejo….
Parece mentira que a estas alturas se asombre usted de lo que es nacionalismo y su perversa utilización de la política lingüistica. El único objetivo, o al menos debería ser el único, de las políticas de inmersión es el conseguir que en la mayoría de las naciones, regiones, nacionalidades, hechos diferenciales, estados confederados, paises o como cada cual quiera llamarlos, que a mi personalmente me da igual, que tienen una lengua vernácula distinta del español (o castellano que también me da igual), se hablen indistintamente las dos lenguas. Como el español, en estos momentos, es mayoritario en los medios de comunicación, y en el caso del Pais Vasco en la mayoría de las familias, parece de sentido común que sea en la escuela donde se convierta en vehícular, asegurando, eso sí, que el español que se aprende en familia o viendo la televisión venga perfeccionado por el estudio de sus normas gramaticales, es más, cuando en futuro haya una sociedad naturalmente bilingüe será aconsejable que la escolarización se produzca en ambos idiomas de forma simultánea. Esto parece coherente para los que creemos que el bilingüismo no deja de ser un riqueza para el que pueda disfrutarlo, no confundirnos con aquellos que invocan al «bilingüismo» cuando lo que quieren es que sus hijos sólo utilicen el castellano. Sin embargo los nacionalistas, y me da igual vascos que catalanes o gallegos, retuercen el proceso para conseguir fracturar la sociedad entre los «que son de allí», y hablan el idioma vernáculo, en este caso tus hijos, y los que «no sois de allí», en este caso tu marido y tú, que como no hablais el idioma no teneis derecho a saber nada de la marcha escolar de vuestros hijos. Y es que el nacionalismo o es puro «ruralismo folclórico», trufado curiosamente de toda una red de influencias que tiene a muchísima gente apesebrada, y ahí metemos a todos los periféricos de izquierda o derecha, al PNV o a ERC, a EA o CiU, e incluso al BNG, o lo que es aún peor es un más que rancio nacionalismo español que desempolva hazañas imperiales y proezas descubridoras dejando un tufo a naftalina que tumba de espaldas.