Un hombre joven se acerca a la ventanilla. El responsable abre y el chico le entrega unos folios y le dice «le dejo mi currículum, por si surge una oportunidad».
Mientras, del otro lado, en la cálida oficina, el encargado le replica «No, no hay nada ¿eh?». Tras dar las gracias por el minuto robado, el joven se marcha, dejando tras de sí una carrera de sociología y una página de trabajos temporales como matarife, heladero, alicatador, camionero…
No contento con el desmán, el individuo vuelve a insistir: «a éste le dejas un camión y se lo lleva a Marruecos…»
Creo que la cara que puse no debió ser muy complaciente (me da igual que lo diga el jefe o el sum sum corda).
¿A qué aspira un sociólogo marroquí en Ejjpaña (o en Euskal Herría, me da igual)? A ser matarife sustituyendo en vacaciones y con contratos temporales de mierda a través de ETT… y no sueñes con un futuro mejor, majete, no vaya a ser que te «dejemos» un camión y te lo lleves a Marruecos…
En el mismo momento no se puede hacer nada, porque si te enfrentas al imbécil ese pueden pasar dos cosas, o que te lleves unos golpes o que se los lleve él, pero si se los lleva él seguro, seguro que te ponen una denuncia y vas a la carcel.
Pero sí es reprochable que no ayudara después a la muchacha y fuera a poner una denuncia a la policía.
Mira, como a la señora presidenta… (no la comparo contigo ¿eh? Mega, ni de lejos).
Después de sus desafortunadas declaraciones llamando públicamente nazi al probe chaval del vagón, sólo espero una de estas dos cosas: la dimisión de Mrs. Aguirre, o la denuncia formal del insultado.
O mejor, las dos cosas.
Y mientras me quedo pensando qué hubiera hecho la personaja esta de haber estado ella en esa situación.
Pues igual tienes razón, pero a mí su pasividad me indignó.
No estoy de acuerdo, Mega.
Yo en absoluto le reprocharía nada al otro pasajero. Habría que ver cómo reaccionábamos la mayoría de nosotros en un caso así, viendo que el tío está realmente mal de la cabeza, está en un plan muy agresivo, no sabemos si va armado…
En las situaciones dificiles no todos reaccionamos igual, y los héroes escasean, más incluso de lo que parecemos pensar. Afortunadamente, también, porque muchas veces intervenir sólo significa poner aún peor la situación, y en vez de recibir la chavalina cuatro toques y una patada, la cosa acababa con dos apuñalados en un vagón de metro.
Insisto en que me parece super injusto culpar de nada a ese chico.
Sólo me parecería justo que lo hiciese alguien que en una situación similar haya reaccionado saliendo en defensa del agredido… Solo que creo que, paradójicamente, esa persona precisamente nunca le culparía, porque sabe ya lo difícil que es hacerlo y que no todos somos quienes para hacerlo ni puede que estemos capacitados.
Dos apuntes sólo: el comentario de garib que leíste, Maripuchi, a propósito del empresario que había subido el sueldo a sus empleados fue en casa de Fustigador (Bloger en una esfera).
Sobre el otro asunto del descerebrado que golpeó (pateó) a una ecuatoriana, ¿qué me decís del pasmado que se quedó quieto y que estaba sentado dos asientos más allá? A mí me daría tanto miedo cruzarme con un tipo agresivo como con otro con sangre de horchata…
Definitivamente, vamos mal.
Discrepo Rosamari, esto me recuerda a la moda de los pitbules y los rotwaileres, de pronto parecía que todo el mundo tenía un perro peligroso y que había ataques de los mismos por doquier. Nada como los medios de comunicación para exagerar una situación.
Estos casos son minoría, son la aguja en el pajar, lo que pasa es que tenemos tan mala suerte que nos la clavamos. No resto importancia a los casos, pero no estoy deacuerdo con ese fatalismo generalizando una actitud que pertenece a una minoria muy minoria, enormemente minoría, o sea, cuatro gatos descerebrados.
Lo del metro no es un caso aislado. Afortunadamente los medios de comunicación lo afloraron, sino estaría como los demás en el olvido, unos por miedo a denunciar y a las represalias y los otros porque la ley si no hay denuncia y daños, no lo consideran un caso grave. Da asco.
Si, cada vez hay mas racismo, parece el cuaternario luchando por el búfalo.
Mas nos valía acordarnos de las otras memorias históricas. ¿NOS HEMOS OVLIDADO QUE SOMOS UN PAIS DE EMIGRANTES?
Que existen catetos, incultos e imbéciles es bien sabido, aquí, en la China Popular y en la otra, pero no creo que se pueda siempre identificar con racismo, ni con xenofobia, yo creo que en muchos casos es miedo a lo desconocído, o desconfianza. También creo que el hecho de tener una carrera no es sinónimo de trabajar de forma automática en un puesto con cualificación, no un extranjero, ni un español.
Mi cuñada también es licenciada en Sociología, y ahora trabaja de policía local en un pueblo de 2000 habitantes cobrando menos de 1000 euros. Mi cuñada es española.
No podemos guiarnos por las modas de lo políticamente correcto e incorrecto para generalizar y hacer demagogia.
Por otro lado, se en vez de un marroquí, hubiera ido un gitano, posiblemente (o mas bien casi seguro) que tu jefe lo hubiera tratado incluso peor, y es que unos problemas no nos dejan ver otros.
Ay, Leg, no sé dónde leí (estoy despistadísima estos días) la respuesta de garib a un libegal en ese sentido. Creo que un par de posts más abajo…
Me gustaría ver a muchos sobrevivir con 1000 euros…
Respecto del racismo. Cada vez lo somos más. Yo me enciendo.
No viene a cuento, Maripuchi, me vas a perdonar, pero me acordé de ti cuando vi esta noticia: Noticia
En el taller donde trabajo hay un ecuatoriano. Hemos tenido a un ucraniano, a un argentino, un dominicano, e incluso un marroquí.
Todos han sido excelentes trabajadores, cumplidores, honestos, honrados, etc.
Pese a ello, el jefe/encargado de taller, es un racista de mucho cuidado que los contrata cuando no hay nadie del país que opte al puesto y necesita gente.
Eso si, cuando ve que funcionan no tarda en convertir el contrato temporal en uno definitivo.
Pero siguen sin gustarle.
Saludos.
Yo conozco algún caso de mi época universitaria: auténticos cocos que venían a España a terminar su tesis doctoral y luego no conseguían más que un puesto de jardinero.
Por cierto, ya tengo el router instalado 🙂
No blanca, esto no es un efecto del nacionalismo, no es colateral, la xenofobia se fomenta directamente y sin disimulo. Me he hartado de oír a Acebes vincular delincuencia e inmigración, el PP hizo en algunos lugares de Catalunya una campaña municipal brutalmente xenófoba, alguno de CiU también se descolgó un poco en este sentido en incluso un pequeño partido patatero con programa decididamente racista consiguió algún concejal.
La xenofobia está latente, y no necesariamente en malas personas, como comenta ruth con su ejemplo, yo podría poner otros parecidos. Estoy seguro que hasta hace unos años mi padre veía a los homosexuales como mínimo con distancia. Es una cuestión de dónde venimos y de hacer pedagogía poco a poco, como dice ella. Pero claro, como es un arma electoral de agitación de instintos primarios que a algunos les va perfecta…
Me quedo muerto. Y luego dicen que lo que pasó con el imbécil ese apaleando a la niña ecuatoriana es un caso aislado. Se referirán a que estaba aislado en el vagón del tren.
Ruth, trabajo en una empresa normal rodeada de gente «normal»…
Cuando vivía en Madrid, tuve varias chicas que venían a limpiar una vez por semana a casa.
Todas ellas polacas. Todas ellas con carrera universitaria….
Encantadas con su trabajo. Más felices que perdices…
Si no tienes trabajo para él, no hace falta que encima le trates mal ¿no?
Este es el resultado del nacionalismo a ultranza que se está fomentando por tierra, mar y aire en este pobre y desgraciado país nuestro. Que a su vez fomenta el racismo. Que a su vez fomenta la xenofobia. Que a su vez fomenta el rechazo al diferente. Que a su vez nos convierte en pura mierda a todos.
Por desgracia, eso es muy habitual. No os podéis imaginar la cantidad de inmigrantes con carrera universitaria que atendemos en el centro en el que trabajo. Lo más triste es que saben que aquí no van a tener oportunidad de trabajar en nada relacionado con sus estudios y aún así están contentos porque en su país no tienen ningún futuro.
¡Pero por dios, dónde trabajas tú!
Bueno, supongo que pasa igual en todas partes, visto lo visto. Mi padre está sorprendidísimo porque tienen un moro trabajando en el taller y «coño, qué trabajador es, y qué educado». Pero así, poquito a poco, se va haciendo camino, supongo…
La imbecilidad del ser humano no tiene límites. ¿He dicho humano…?