Según escribía el título del post, me acordaba de una canción de unos viejunos, Modestia Aparte, de título homónimo. Y es que son cosas de la edad las que hoy pasan por mi mente.
Quedo con una amiga y su hija, que es amiguísima de la mía desde que se vieron, hace unos cuantos años ya, en la parada del autobús escolar. Ya no van juntas al cole, pero siguen siendo íntimas… pese a que no se ven mucho, pese a todo. Será el mismo tipo de idilio que tengo con su madre, que nos caímos bien nada más vernos, sólo que en las personas «mayores» la cosa funciona distinto. Te caes bien, pero luego hay que intimar…
Intimar, llegada una edad, da pereza. Hay mucho que contar y te has llevado tantos chascos en la vida que cualquier vuelta a empezar es un horror. Con Y. todo es fácil. Empiezas a hablar y te sueltas y la cosa fluye. Y fluye por ambas partes, porque igual que nuestras hijas se llevan así, nosotras también. Es algún tipo de lógica que no había experimentado nunca, pero a nosotras nos funciona.
Nos funciona hasta el punto de entrar a una tienda y que nos gusten las mismas cosas. A las madres y a las hijas. Es flipante.
Cosas de la edad son las que nos pasan o igual no son cosas de la edad, y qué más da ¡ja!