48 años.
Se dicen pronto. Pasan muy rápido. Es un decir y es una realidad. Es una vida. Es más vida que la que vivió mi tío, que murió con 45 en enero del 86. Es más vida que la que vive mucha gente. Es una vida intensa. No la sé vivir de otra forma. Tampoco quiero explorar la no intensidad. Estoy cómoda en mi estrés autoinfligido.
No me equivoco mucho si afirmo que ha sido el año más atípico y extraño de mi vida. Para todos ha sido así. El año pandémico. El año de estar en casa, de resguardarnos del mundo exterior, de estar con nosotros mismos. El año de no viajar, de no ver a nadie (o a casi nadie), del miedo y la angustia. El año de las mascarillas.
También el año de quedar cada sábado por la tarde con organizadores TEDx de todo el mundo, con los que he podido intimar: Tracey, Randy, Phil, Bernhard, Gordon, Sheryl, Richard, Kandace, Trevor, Ruta… me dais la vida, que sepáis.
El año de quitarme el puto basocelular que me salió en la nariz y que no se quería ir (y al final se fue con fototerapia). El año de quitarme la poca vergüenza que me quedaba. El año de los girasoles y de ir a ver un cometa al medio del campo con la familia a una zona de poca contaminación lumínica para poderlo ver bien.
No voy a decir que ha sido un año fácil, pero si miro hacia atrás, la muesca de este año merece también ser contada, claro que sí.
Así que este podría ser un resumen muy resumido del año:
Mayo
Tras mes y medio confinados y en plena desescalada, en mayo tuve que viajar a Oviedo. Se murió mi abuelo y el funeral, distanciados de la familia y amigos más cercanos, esos que son familia, fue lo más extraño que he vivido jamás.
Pero también fue en mayo cuando empecé oficialmente en la Fundación iO y en mayo cuando me eligieron Directora del Distrito en la conferencia de Toastmasters. No fue un mal mes, después de lo pasado.
Junio
En junio hicimos el kick off del TEDxVitoriaGasteiz de 2021, por primera vez sin haber celebrado (aún) la edición de 2020. Pero ya teníamos claro el tema que íbamos a querer explorar y el ciclo sigue siendo de un año, así que, con todas las precauciones posibles nos juntamos y celebramos las ideas.
Julio
El primer fin de semana del mes pudimos viajar a Madrid. ¡Hola mami! … aprovechamos para quedar, en la medida de lo posible siempre, con amigos y celebrar un poco el buen tiempo y la libertad de movimientos (nos duró poco, como se vio después).
En julio también fuimos a Pasarón de la Vera con el equipo de Toastmasters, para hacer el plan estratégico del año. No sabíamos que sería la última vez que nos veríamos en persona.
Agosto
Agosto fue un poco infernal porque el training de verano de Toastmasters estuvo espaciado a lo largo de todo el mes, lo que nos dejó sin fines de semana… mal mal, fatal.
Fuimos 2 días (literalmente) a Barreiros, pero el mar nos dio la vida y pude quedar, aunque brevemente, con Belén.
Septiembre
Septiembre fue el mes del TEDx atípico, en directo con los speakers, pero online para los asistentes. Eso sí, el lugar, increíble de bonito. Y una jornada inolvidable. Una más.
Octubre
Octubre fue el mes de Innova Bilbao, evento en el que participé y que supuso salir un poquito, dos días, concretamente, de la rutina de casa, casa, casa… La charla la tenéis aquí, por si no la habéis visto aún.
Noviembre
En noviembre habría tocado ir a Aveiro, pero lo que tuvimos fue una conferencia online, con cena online y fiesta online. Éramos dignos de ver bailando al ordenador, pero confieso que me sorprendió muchísimo lo divertido que fue. También fue el mes de la noche de los investigadores, con la UPV/EHU, que ya que no se pudo hacer la Semana de la Ciencia en presencial, al menos sí que hubo monólogos…
También fue el mes en el que murió mi abuela. Esta vez los confinamientos perimetrales y la situación epidemiológica no ayudaban nada al viaje, así que se fue y no me pude despedir, ni pude acompañar a los míos, ni nada.
Diciembre
En diciembre tuve más vermuts virtuales que en todo el resto de mi vida junta… por encima de les míes posibilidades. Lo peor del mes fue el aislamiento de Lara por positivos en su clase. Aislada en su cuarto desde tres días antes de las vacaciones de navidad, negativo en el primer test… pero positivo en el segundo. Salió de su aislamiento y de haber pasado el covid sola en su cuarto el día 8 de enero, justo antes de tener que volver al instituto.
Enero
El mes de la esperanza que quedó en espejismo. El mes en el que me volvieron a j___r tres fines de semana con formación que se podría haber resuelto en uno. Al menos tuve bastante trabajo… y pudimos abrazar a Lara después de 21 días aislada. Abrir los regalos de reyes por zoom fue toda una experiencia…
Febrero
Este mes tuve que pedir socorro. El agujero negro de febrero me pasó factura y, por primera vez en mi vida, supe lo que era la ansiedad. Demasiada casa, demasiado curro, demasiados meses en casa, demasiado plano todo.
Marzo
Aunque con mucho trabajo, el agujero negro llegó a su fin y poco a poco empecé a ver la luz. Literal y figuradamente. La primavera no me gusta especialmente. En realidad lo que me gusta es el cambio de estaciones, pero está claro que este año el cambio se agradeció más.
Abril
Lo más lejos que he llegado en un año lo llegué en este mes, con dos viajes: uno a Madrid para participar en un programa en la tele y otro hasta Mazarrón, 1874 km en dos días que me supieron a gloria, como si hubiera ido a Disneylandia. Preludio del cumple y del TEDxVitoriaGasteiz, que llegará en apenas una semanita y que nos tiene ya liados en modo extremo ya desde hace unas semanas…
No hago planes más allá del medio plazo, total… no sé si podré llevarlos a cabo… pero sé que no me estoy dejando nada que pueda hacer para mañana porque no sé si habrá mañana.
En fin, esto es lo que dieron de sí los 47 que acabaron ayer. Brindo por ellos, por los 48 y por el futuro. A ver si nos vacunan a todos de una santa vez y podemos recuperar algo de lo que fue. ¡Por ello!
Para las más curiosas, aquí están los posts en los que celebro los años desde los 43, y ya van seis.
Los 43.
Los 44.
Los 45.
Los 46.
Los 47.