Mañana 8 de marzo es el día de la mujer trabajadora. Este año, profundamente marcado por las próximas elecciones generales, ya que se han prohibido muchos de los actos y concentraciones que estaban organizados para ese día… como si una cosa tuviera que ver con la otra, oye…
El caso es que si una echa la vista atrás y ve cómo vivían nuestras madres (por no hablar de nuestras abuelas), cómo las criaron, qué se les contó de la vida y ve lo que hay ahora, hay mil y una diferencias.
Hasta no hace tanto, el fin último de la mujer era ser madre y abnegada esposa. Las mujeres que llegaban a una edad y no habían conseguido este fin, eran discriminadas y tildadas -en el mejor de los casos- de solteronas. Estaban educadas para aguantar carros y carretas. Al fin y al cabo, eran un subproducto masculino.
Las pocas mujeres que trabajaban fuera del hogar eran enfermeras, secretarias, maestras… Y, por supuesto, en el momento en que eran madres, estaban obligadas a abandonar sus carreras profesionales o, con mucha suerte, a posponerlas.
Demostrar placer o interés por el sexo era considerado pecado mortal. Y había que acceder sin chistar a los deseos varoniles tanto si eran para «bien» como si no.
La mayoría de edad, la posibilidad de viajar o abrir una cuenta en el banco eran acciones que sin la autorización expresa de padre o marido, las mujeres no podíamos hacer.
En los años 80 y 90, fundamentalmente, la mujer irrumpe con fuerza en el mercado laboral. Ya no nos resignamos a quedarnos en casa cuidando churumbeles. Hasta el punto de que algún hombre, llega a echarnos en cara el ser las causantes del paro.
La Constitución y otras leyes como la del divorcio, en 1981, o la del aborto, de 1985, han contribuído a hacernos un poco más dueñas de nuestros propios destinos, aunque la carrera, es de fondo.
No me quiero extender mucho más, porque este tema da para libros. Sólo una pincelada sobre una cuestión en la que muchas seguro os habéis visto reflejadas.
Mujer entre 27 y 37 años va a una entrevista de trabajo. INVARIABLEMENTE es preguntada por su estado civil y sobre si tiene hijos, el número de hijos, las edades de los hijos. A mí me han llegado a preguntar a qué cole van y cómo me las apaño cuando se ponen enfermos.
¿A alguno de vosotros, hombres, os ha llegado a hacer alguien esta pregunta?
No. Se da por hecho que los hijos son una cosa de la madre, que es, por supuesto, quien se encarga de ellos en el caso de que se pongan enfermos.
Jamás he faltado un solo día a trabajar cuando mis niños se ponen malos, que se ponen, como todos los niños. Sin embargo mi marido sí. Yo tendría problemas en mi trabajo y mi marido no los tiene…
Y sólo porque él tiene pene y yo no.
Es lamentable. Craso error. Y una vergüenza social.
Llevo toda mi vida batallando contra corriente para que mi hija no tenga que pasar por las mismas arbitrariedades que yo.
El mundo está lleno de niñas de Rajoy… y yo no quiero eso para el futuro.
Ni una sola diferencia hay entre su educación y la de su hermano. De hecho, ella es mucho más cochinota y brutota que él. Tiene tendencia a jugar con coches y pelotas y no toca un muñeco ni en la cama. ¡Y los tiene! ¡Los dos los tienen! Muñecos y camiones…
A los dos les consiento llorar y expresar sus sentimientos en libertad. Y qué gana tengo de que estudien Educación para la Ciudadanía. Que aprendan que nadie es superior a nadie por su raza ni por su nivel de estudios, ni por haber nacido en un lugar o en otro… Que aprendan a respetar su entorno y a sí mismos. Que se quieran. Que no hay ninguna diferencia intelectual entre hombres y mujeres. Que somos tod@s iguales!
Aunque, ahora que lo pienso, pueden pasar por la asignatura sin que la asignatura pase por ellos. La igualdad se aprende en otros sitios…
Yo mañana les «doy» una fiesta a mis alumnas, porque se lo merecen, porque además de trabajar durante toda la semana fuera y dentro de casa, tienen tiempo de quererse un poco y venirse a clase de danza… así que mañana lo celebraremos entre nosotras con mucho baile y risas y como somos así de generosas, al final de la tarde dejaremos que amistades y parientes vengan a verlas…
Un besazo!
Como he vivido las enseñanzas de la «sección femenina de las JONS», podría estar contando hasta mañana lo que la derechona piensa de las mujeres… descanso del guerrero incluido… la pobre niña de Rajoy va a notar en sus carnes el papel que le tienen adjudicado…
Afortunadamente, vamos dando pasitos. «Ahora» no tiene nada que ver con «antes» y espero que tampoco se parezca a «luego». ¿Que nos cuesta un montón? Pues sí, nos cuesta, pero no se pueden poner puertas al mar… ni aunque el PP lo intente…
Sabes como llamaba mi aita a esta gente que no se molesta en pensar y que se dejan manipular?, tontos útiles, y el pp, desgraciadamente, tiene muchos seguidores de este tipo.