El ciclismo es un deporte ideal para practicar en casa: uno se tumba en el sofá, se amodorra en el llanito y lo suyo es desperezarse cuando empiezan las grandes cuestas…
Hemos visto grandes ídolos: Perico, Hinault, Indurain… pero son ya como de otro tiempo… y nos han dejado sin siesta.
Algo ha pasado en el ciclismo y nos lo hemos perdido… ¿no se dopaban antes? ¿se dopaban? ¿se dopan? y, lo peor … si ahora les pillan a todos, ¿por qué se dopan?
Ayer mismo comentaba esto con un compañero. La teoría más convincente es la que decía que se dopan todos a sabiendas de que cogen sólo a unos pocos.
Porque si se supiese que cogen a todos, y cayendo la que está cayendo, sería de gilipollas supremo doparse como se dopan los que son pillados.
Lo que hay que decir es que no tienen sentido las carreras largas que conocemos, como el Tour, la Vuelta o el Giro, porque, vamos a ser claros: es inhumano que un montón de señores corran durante 21 días, con un montonazo de kilómetros cada día, entre ellos varios con cuatro o cinco puertos de montaña inconcebibles, contrarelojes increibles y 250 km. diarios de promedio. Se acuestan a las 7 de la tarde y tienen que estar por la mañana listos para hacer una nueva machada… y todo ello ¿solo con alimentos energéticos?
Eso no se lo ha creído nadie nunca, hay que ser sinceros. Todos se han chutado en mayor o menor medida desde el invento de estas grandes vueltas. Porque si no, no hay humano que lo pueda hacer.
Conclusión: las carreras largas por etapas están muertas. Y si no les dan ya el carpetazo final es por intereses económicos de todo tipo. El ciclismo no es duro, es sencillamente inhumano. Y los ciclistas, los payasos del circo, a los que se les pide que sean superhombres comiendo galletas y subiendo el Tourmalet despues de 5 puertos más. Deberían inyectarles a los organizadores de este desastre lo mismo que los corredores han tenido que hacer durante toda su vida deportiva.
Lo que más asco da de todo es escuchar o leer en los periódicos los lamentos de los que desde sus sillones o desde los coches que acompañan a «la serpiente multicolor» exclaman sobre las trampas, los delitos, la vergüenza…
PURA HIPOCRESÍA