He conseguido el calendario escolar de este presente curso (que, por cierto, está a puntito de acabar) del cole nuevo de mi niño.
Me he puesto a contar los días de NO cole (sin contar las fiestas nacionales, o locales claro) con el siguiente resultado:
- El cole empieza el 10 de septiembre, pero sólo media jornada, con lo que hasta el 24, 10 días laborables, búsquese usted la vida por la tarde.
- Puente el día 2 de noviembre: 1 día
- Puente el 7 de diciembre, 1 día.
- Del 24 diciembre al 4 enero, sin contar festivos, 8 días.
- Semana Santa: del 19 al 28 marzo: 5 días.
- S Prudencio y 1 Mayo: toda la semanita, yupi… 3 días.
- Desde el 10 al 23 junio, media jornada…
- Y vacaciones del 24 junio hasta el 5 septiembre (o el día que toque en 2008, claro), friolera de 52 días…
Sumemos los días de media jornada… 20 laborables entre septiembre y junio.
Sumemos los días de fiesta… 18+52= 70 días laborables.
Si sumo mis vacaciones a las de mi marido (y a las de mi madre y mi padre) y sin coincidir ni un día juntos, quizá pueda arreglármelas para solventar el problemón que se nos viene encima…
Ah! Hasta que el niño no tiene 6 años, no hay actividades extraescolares, ni campamentos, ni ostias…
¿Qué pasaría si fuera huérfana? ¿Cómo se las apañan las familias?
Ayer me citó El País por haber escrito un post titulado Ministerio de Igualdad … Si os digo la verdad, la cita me congratula, para qué nos vamos a engañar, aunque también es cierto que las entradas que escribo bajo las categorías conciliación o igualdad suelen ser de las que más satisfecha me encuentro, por lo que tienen de vivencia personal y no tanto de reflexión pausada . Lo que me extraña es que no a NADIE le importen una mierda los problemas de las familias con hijos y se vaya malparcheando lo que dentro de muy poco ya no se va a poder parchear: las vacaciones, las enfermedades…
Las «abuelas» de hoy, ya muchas trabajan… pero las de dentro de diez años, trabajarán todas… ¿y qué se hará entonces?
Es un problema y muy serio lo de la conciliación de la vida familiar con la laboral. Implica «tocar» a los vaguetes sindicalistas y que se pongan las pilas… implica «tocar» a los señores empresarios y que den un poquito de brazo a torcer… implica, probablemente, reformar el Estatuto de los Trabajadores, y dejar de subvencionar matrimonios (en forma de vacaciones pagadas) para facilitar otras cosas más mundanas…
Porque sí, amigos y amigas, como no nos pongamos las pilas, dentro de nada, empezaremos a restar días … y no a sumarlos… Corren malos tiempos para los trabajadores…
En mi opinoón, no se trata sólo (que no es poco) de un problema de conciliación. En realidad, es un absoluto derroche de medios materiales y humanos. Soy una defensora a ultranza de los servicios públicos, y de ellos, la educación y la sanidad públicas son absolutamente irrenunciables para mí. Tengo un hijo que estudia 2º de ESO, su horario es de 9 a 14,45 horas. El resto del día… Allá tú, el instituto cerrado, los profesores en casita, y la totalidad de l@s chic@s en clases particulares y academias que, por supuesto tienen que pagar integrmente sus papás. Pero es que además del coste económico, entiendo que esas academias, en general, no cumplen los requisitos mínimamente deseables: los chicos están hacinados. En muchos casos las clases se dan en casas paticulares y es una actividad no declarada donde todo el dinero es dinero negro y carecen de todo control.
Los profesores de los centros públicos tienen que impartir CUATRO CLASES DE 45 MINUTOS A LA SEMANA durante 9 meses al año ¿Qué trabajador se gana la vida con esa carga de trabajo?, y encima se deprimen.
Cada uno de nosotros como contribuyentes pagamos el sueldo de esos profesores tan estresados y pagamos igualmente los institutos y su dotación que se aprovechan durante menos de 5 horas al día de lunes a viernes durante nueve meses al año, y luego tenemos que rascarnos el bolsillo para que nuestros hijos estén recibiendo clases particulares en cualquier sitio y de cualquier manera, además de costarnos el campamento de verano, las clases particulares de verano….
Ya está bien, no comprendo por qué hay trabajadores de primera y otros que no lo son , la mayoría de nosotros trabajamos al menos 11 meses al año, y es muy afortunado el que trabaja sólo ocho horas al día. Todos somos trabajadores, pero unos más que otros.
Sin quitar un ápice de responsabilidad a los empresarios, buena parte de la culpa reside en la rigidez del modelo educativo.
Y es que al final acabamos dando como buenos unos calendarios laborales hechos a la medida del cuerpo docente y completamente alejados de la dinámica de cualquier persona que trabaje.
Entiendo que los profesores no quieran perder sus privilegios -todo el mundo es renuente a abandonar sus chollos- pero la necesaria flexibilización de horarios que haga compatible trabajar y ocuparse de los hijos, debe aplicarse necesariamente tanto desde la empresa como en los colegios.
Particularmente, creo que la presión a la administración no es tan fuerte como debería porque, por desgracia, aun existen muchísimas mujeres que no trabajan y a las que esos horarios leoninos ya les van bien.
El la clase de mi hija, por ejemplo, las mamás que hincan el callo apenas representan un 20%.
Seguro que los tiros van por ahí…pero, ¿tragaría el empresario? Todavía lo podemos poner más difícil… ¿Y si sólo hay uno o dos trabajadores en la empresa? No: los tiros pasan por servicios sociales…. todo lo demás, son parches y pagamos los de siempre.
Un beso.
Al hilo de tu anotación y del cómputo que haces de días de vacaciones tuyos, de tu marido y de tus padres me he pasado el día pensando en el tema y en la situación personal de un allegado: separado, tres niños pequeños, sin más familia cercana que su madre enferma a 300 Km, la perspectiva de tener que hacerse cargo de sus vástagos – a los que por otra parte adora – la mitad de las vacaciones escolares y 22 días laborables de vacaciones de los que ya ha tenido que consumir unos cuantos y guardarse otros para Navidad.
Creo que la solución acabará pasando irremisiblemente ¡triste gracia! por el permiso sin sueldo….
Un saludo de un tan asiduo lector (vía RSS) como seguidor de tu cocina y parco comentarista