Nos despertamos y qué rabia, es tan temprano. Hacemos cuentas en duermevela: podríamos dormir una o dos horas más. Pero no hay caso. Y sigilosas, salimos de la cama. Todos duermen. HAcemos magia con los picaportes, las escaleras, las celosías. Somos mimos que se desplazan por la casa con los movimientos más ligeros y leves. Ya no importa estar despiertas. O mejor dicho: qué dicha ver por la ventana el espectáculo anaranjado del amanecer. Miramos la cafetera, que descansa sobre el fuego. El silencio es tan intenso que hasta esa llama tan pequeña se puede oír.
Ya con la taza de café en las manos aspiramos el perfume de la vigilia.
Hace poco me regalaron el libro «Perdonen nuestros placeres«, de la periodista S. Russo.
Son pequeños relatos acerca de esos pequeños placeres cotidianos.
He escogido, no al azar, uno que ya practicaba mi madre y que últimamente practico yo.
¡Buen día!
El amanecer es un espectáculo hermosísimo.
Hace unos trece años estuve viviendo solo en una casa en Bigues i Riells, a unos 30 kms al norte de Barcelona.
Lo de solo es un decir; vivía con mi perra, que me acompañaba a todas partes, también cuando, a veces, a las cuatro de la noche, me daba por subir a la montaña.
En la cúspide había una antena de radio. Y desde allí se divisaba toda la comarca; entre los recodos del valle se podía incluso, en días de buena visibilidad, ver un rinconcito de mar.
Cruzar el bosque en plena noche y, una vez arriba, ver cómo en aquella esquina el cielo empezaba a clarear … bueno, sí, es otra historia, pero es que uno es un poco salvaje … 🙂
Prometo poner más placeres en próximos días … a ver si se te acerca un poco más alguno, hermano …
Qué pereza dos horas de coche al día ¿no?
Mi caso es parecido, pero de placer nada, tortura china.
Cuando suena el despertador, efectívamente, todos duermen, y aún es de noche, pero si no hay café hecho, nescafé al canto, calentar en microondas (a la vez que me pongo los zapatos), un tragantón y al coche, que aún me queda una hora (por lo menos de camino).
Y así todos los días.
Yo siempre lo dije… es el mejor momento del día…