Y es que cuanto más tiempo pasa desde que blogueo, más me doy cuenta de que no puedo vivir sin escribir.
Aquella inocencia de hace 8 años cuando comencé en Blogger ya no existe. Ahora cuando escribo sé perfectamente qué consecuencias me trae a mí y qué provoco en mis lectores. Y esto también depende de mi ánimo y de mi intención, es decir, de si quiero provocar algo en la audiencia o escribo para mí.
Es lo bueno de un blog personal, que una lo escribe para sí y, oye, si de paso, hay gente a la que le gusta lo que lee, pues mejor, pero sin obligaciones, sin malos rollos…
En 8 años he cambiado mucho. Mis hijos, que eran bebés, ya están casi preadolescentes. Yo he pasado por humm cinco trabajos diferentes, cada uno enriquecedor en lo suyo (algunos más que otros, todo hay que decirlo).
Ha habido mil proyectos, algunos sobreviven y otros se han quedado por el camino… Me falta gente. Me falta gente importante que ya no volverá.
Pero hoy siento la necesidad de volver a escribir desde dentro, así que acabo de renovarle la cara un poco a esta casa y a ver qué pasa. Espero que me acompañéis.
¿me lo dices o me lo cuentas? XD
Y yo en el metro, de madrugada, pensando en escribir algo en La Ducha…
Igual lo retomo yo también… me alegra verte por tu mundo…
¡Desde ya! 🙂
Un besito bloguero :-*