.. sólo me queda una semana…
Sobre el barrio en el que vivo, en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, pareciera que ha caído una bomba de neutrones selectivos que eliminaran sólo la vida humana. Con las ventanas de la casa abiertas de par en par, se oye el trino de los pájaros, alguna que otra cigarra, el murmullo de las hojas de los árboles al soplo del viento…
Ni un coche ni voces ni otro atisbo de vida «inteligente»…
Maripuchi prepara sus vacaciones (merecidísimas), lo que consiste en pegarse un palizón a planchar y limpiar previo a la elaboración de la maleta. Entre semana tendré menos tiempo para estos menesterillos cotidianos y no me apetece llegar al viernes y terminar estas cosas a las dos de la madrugada.
Disfruto de los niños como hacía tiempo… disfruto viendo cómo el mejor nadador de la historia hace ídem y cómo un gigantón jamaicano «humilla» a los velocistas estadounidenses y vuela sobre el tartán del Nido…
Y sin más, oigan… que me entretengo y tengo mucho quehacer.
Si el centro se ve desangelado, no me imagino cómo deberéis estar por allí. El otro día hice una visitilla a unos amigos que viven por ahí y daban ganas de parar el coche y salir a gritar, no se veía un alma.
Disfruta, disfruta, que bien te las has ganado. Y disfruta de los enanos también, que más disfrutarán ellos de ti.
Mi ciudad debe ser de las pocas en las que cuando está todo el mundo dentro ni se nos nota… pero ahora es un desierto…
Me voy a disfrutar del Mediterráneo una semanita, a Kabila, con Rafa y Lola … y luego unos días a ver a Jessi y Joan… será un placer…
Cuando vuelva, todavía quedarán un par de semanas de preparación de la rentrée escolar… ya hablaré de ello, otro placer, para paladear a solas con mis polluelos…
Lo tuyo no tiene nombre. Abandonar la ciudad cuando más a gustito se está en ella…
No te veas obligada, pasa de las vacaciones y disfruta de la ciudad. Recuerda que llegará el día del duro regreso y eso no te lo mitigarán ni los pajarillos, ni las cigarras, ni las hojas murmurando.
Un saludo.