Vaya por delante que nunca he estado en Ciudad Juárez. Vaya por delante que considero a México mi segunda casa y que por lo tanto mi visión final siempre será la de que es un país encantador que merece mucho la pena conocer. En los tres años que he vivido en México solo he viajado al norte por motivos laborales y mis viajes terminaban siempre en Monterrey. Este post es por lo tanto, solo una hipótesis de lo que puede estar sucediendo en Ciudad Juárez, basada en como funcionan algunas cosas en el país Azteca y en las conversaciones que he tenido de primera mano con gente más implicada en el tema.
Ana es una chica del norte de México. Por motivos personales no diré de donde, pero si diré que nos conocimos durante un viaje a Chiapas y que trabaja – o al menos lo hacía entonces – en la fiscalía general de la república en DF. No le envidio el trabajo. Durante el pasado gobierno de Fox, la fiscalía se dedicaba a investigar los casos de corrupción a todos los niveles y en México eso se llama estar muy atareado, avanzar poco y jugarte la vida de manera inmediata. No hablamos muchas veces sobre este tema – a día de hoy me arrepiento de no haber aprovechado un testimonio tan interesante -, pero lo poco que comentamos fue directo, claro y sin tapujos; cosa rara en el país que inventó el cantinfleo y donde el miedo es una realidad tan presente como las consecuencias de violar normas no escritas.
Lo primero que me dijo es que Ciudad Juárez no es la única ciudad de México donde están pasando estas cosas. Las desapariciones de mujeres son una constante en toda la frontera con Estados Unidos y en mayor o menor medida, llevan sucediendo décadas. Cuando hablamos de Ciudad Juárez, lo hacemos solo de la punta del iceberg.
Desde la óptica europea, las resistencias de las autoridades mexicanas a las investigaciones de estas desapariciones y las amenazas de muerte que están sufriendo periodistas y familiares al querer profundizar en la materia son incomprensibles. Desde el punto de vista Mexicano tienen una explicación lógica:
En primer lugar el mexicano siempre ha sido muy mirado con la ingerencia externa. Si asumimos que México ha sido una nación muy mediatizada, primero por España y después por Estado Unidos, nos será más fácil entender el motivo de esa reticencia a todo lo que huela a forastero metiendo las narices en sus asuntos. En este caso topamos con un prejuicio atávico que perjudica la labor de la justicia y el sentido común.
Pero es australian online casino el segundo punto el más terrible y el más difícil de paliar. En un país donde todo se compra y se vende, donde las discusiones entre los niños pijos ( fresa) se arreglan casino online a balazos entre sus guardaespaldas ( Guaruras), donde la justicia es barata y – hablemos claro – donde la vida de un mestizo pobre viene a costar unos 5000 pesos ( 300 Euros); la veda está abierta a las macabras fantasías de todo el que tenga dinero para pagarlas.
Cualquiera que conozca México sabe de qué hablo. En tres años he sobornado y me han extorsionado sindicatos, abogados, actuarios, todo tipo de cuerpos de policía e incluso me he apostado la cuantía de una multa en una carrera por la autopista de Michoacán con la Policía Federal. No soy una excepción; todos los expatriados españoles pueden contar cientos de historias de este tipo. Al poco de llegar a México comprendes que o te adaptas o sobras.
Con estos elementos en juego es fácil suponer lo que pasa en Ciudad Juárez y en toda la frontera mexicana. Tan sencillo como admitir que en esa zona se concentra lo peor de México: Supersticiones, desprecio a la vida, lugares poco poblados y por lo tanto discretos, y un business a la mexicana donde probablemente estén implicadas las autoridades locales y del Estado al más alto nivel, junto con unos cuantos caciques de la zona y autoridades yankees. Esa es la parte oferente; la que organiza. La demandante: Narcos, nuevos ricos, Estadounidenses degenerados, niños fresas en busca de emociones y en definitiva todo aquel que tenga dinero y esté lo suficientemente perturbado como para excitarse violando y torturando al resto.
Hablamos de mucho más que de unas desapariciones o asesinatos. Hablamos de un problema que existe en parte de la sociedad y que tiene sus raíces en lo más profundo del México negro; en el sadismo, la incultura, el racismo, el clasismo, la frustración, la superchería, la maldad, la frivolidad con la muerte y todo lo relativo a lo que pueda resumirse en la pérdida de valores y en la degeneración más oscura; pero sobre todo; hablamos de negocios. Un negocio anclado en las diferencias étnicas y de clase que hace que algunos vean al ciudadano mestizo de a pié, como ganado.
Seguirán las muertes en toda la frontera y seguirán mientras México sea México; porque una de las normas no escritas del país dice que entre bomberos es mejor no pisarse la manguera y en México la ley no sirve para nada, pero no os quepa duda de que lo no escrito, siempre es Ley.
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En efecto, hablamos de DOS cosas:
1) La primera es todo lo que surge de lo más arraigado del «México profundo» (en España se habla a veces de la «España profunda») que se «encuentra» con la acelerada pérdida de valores y la degeneración actual:
– donde esa devoción «tradicional-familiar» de la muerte acaba en frivolidad con la muerte;
– donde la inveterada incultura de la sociedad, con el impacto de la televisión (o de una clase de televisión) no ha hecho más que empeorar;
– donde el desprecio racial por el mestizo se «encuentra» con el individualismo más pasota;
– donde el clasismo «de antes» se nutre hoy con el utilitarismo más «posmodereno»;
– donde la frustración histórica de una gran nación que, antaño, fue la más próspera del hemisferio occidental se combina con la frustración presente de un México que envidia tanto como odia al gigante del Norte;
– donde las viejas supersticiones se hibridan con las nuevas
– donde el machismo «antiguo» se ha desprendido ya de aquellos códigos de hombría («atacar a las mujeres y a los niños no es propio de hombres») que, por lo menos, contenían antes a muchos bestias, si no por convicción, sí por el «que dirán».
2) Y la segunda, como bien dice, hablamos de negocio. Un negocio anclado en las diferencias étnicas, en las diferencias de clase, y sobre todo, en las diferencias de «poder» individual (físico, económico, social…) que provoca que muchos vean al mestizo pobre y corriente como los muestran muchas películas, eso es, GANADO.
Y si el mestizo pobre y corriente es mestiza, «más divertido» resulta «jugar» con ella…
No conozco Nicaragua, pero me imagino que será similar. Un solo matiz. Hablamos de un fulano ( cholo, prieto etc…) nunca de un fulano blanco o de ti mismo. Nosotros también tenemos precio, pero es otro. En el caso de México la embajadora de España es una auténtica tigresa defendiendo a los españoles ( por experiencia) y por lo tanto aunque nos pasan cosas, siempre van con más ojo.
Oido a una persona que va a Nicaragua todos los años: Le pregunté en broma a uno de allí «¿Cuánto me costaría cargarme a fulanito?» y me respondió que el equivalente a 30 euros. Me quedé sorprendido de lo barata que está la vida y la muerte, y pregunté de nuevo «¿quién podría hacerlo?» y me respondió «yo mismo». Más asombrado pregunté otra vez ¿»y no tendrías remordimiento por hacer algo así?». Su repuesta fue demoledora: «Si tú quieres que muera, ese hombre ya está muerto; así que si ya está muerto, para que otro se lleve el dinero mejor me lo llevo yo. En cualquier caso el único responsable eres tú».
Sin comentarios.
Creemé, pasan esas cosas y no solo en Ciudad Juárez. México es un país tan apasionante como duro. Es complicado adaptarte a El y casi más complicado aún volver a adaptarte a España a tu vuelta.
Me recuerdas a una peli de terror gore «Hostel». Me cuesta creerlo.
¿Secuestros, torturas y asesinatos como pasatiempo de niños ricos?
Ojalá te equivoques.
Si hay algo claro. El PAN ha tenido su oportunidad y el PRI ha gobernado más de 70 años; la única esperanza puede ser Obrador. Tarde o temprano el PRD debería llegar al poder por mucho que las oligarquías quieran impedirlo; aunque en México nunca se sabe. a Colosio simplemente lo quitaron de en medio
Estoy de acuerdo contigo, la corrupcion es algo que es parte de la sociedad mexicana. Pero tambien hay gente que prefiere no dar mordidas y hacer cola. AMLO proponia al menos sistemas de proteccion social (que aunque existen en Mexico para algunas situaciones, en la realidad son totalmetne inoperantes).-
Las veces que yo he estado en Mexico, te puedo asegurar que he visto la corrupcion en mis propias narices y que tambien me he mantenido al margen de ella y que he evitado dar mordidas. He dado las propinas tipicas al personal de restaurantes y hoteles despues de ser atendida y nunca antes para evitar colas u obtener privilegios que entiendo que no me corresponden..-
Toxcalt es complicado. No se como lo haría AMLO. En DF no lo hizo mal, pero tampoco acabó con el problema de la corrupción…..el asunto de México es complejo no solo a nivel político ( donde puedes encontrarte a los verdes pidiendo la pena de muerte), sino sobre todo a nivel social. La corrupción está en todos los niveles de la sociedad. Un ejemplo: en muchos bancos si le das unos pesos al cajero, no haces cola.
Escalofriante relato, surco. No tengo palabras.
Has clavado la descripcion de Mexico, sobretodo del norte. Pero piensa que hay un sector de la poblacion que no se conforma y que reclama justicia social, me refiero a los del movimiento deAMLO y movimientos similares.-