La fruta en España

Todos hemos oído alguna vez aquello de que la fruta en España es la mejor, que si la huerta de Murcia, que si los invernaderos de Almería, que si los frutales de Lleida o de la Ribera de Navarra o de La Rioja…
Efectivamente, España lo tiene todo para ser un productor de fruta de primer nivel…
Es más, los que peinamos canas, recordamos (con horror) cómo cada tres por cuatro, los amigos franceses nos quemaban camiones en la frontera, o destruían todo su contenido. Pero no sólo cuando había frontera, sino después de haber entrado en la Unión Europea (Comunidad Económica Europea en aquel entonces)… ains… qué tiempos…

Eran los tiempos de comer manzanas, peras, naranjas, mandarinas, granadas y plátanos en invierno… y de explosiones de color y sabor a partir de la primavera.

De un tiempo a esta parte (no sabría especificar el tiempo… ¿15 años? ¿20, tal vez?) la fruta no sabe igual, salvo honrosas excepciones.

Un caso paradigmático es el de las fresas. No saben a nada. No es que no tengan aroma… es que tampoco tienen sabor.

Cualquiera que haya viajado al extranjero y haya visto puestos callejeros de fresas (esta es otra, ¿por qué no hay de esto aquí?), sabrá que las fresas se huelen a 500 metros… Y el sabor es increíble… dulce… como antaño…

Lo de los puestos lo he visto en, al menos, tres países europeos… imagino que se dará en más.

Pero no sólo pasa con las fresas. Me he sorprendido muchísimo en Dinamarca al comer albaricoques. Exquisitos, oye… ¿por qué no están estos albaricoques en nuestras tiendas? ¿los exportamos todos?

Sé que son preguntas sin respuesta… pero ¿no podríamos reivindicar que los consumidores españoles también queremos de eso?