¿A quién se le ocurre ir de camping con niños muy pequeños cuando la previsión es de lluvia? Sin duda a la simpar Maripuchi…
Así fue. El viernes al mediodía, armados de valor (entre otras cosas), emprendimos rumbo a Urt.
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Urt es un pequeño pueblo de Iparralde (País Vasco francés), al sur del río Adour (río que viene en los mapas como insignificante … y ya le gustaría al Ebro… jodó, qué barbaridad!!).
El pueblo tiene un par de cosas muy bonitas y el resto es sencillamente maravilloso, como casi todos los pueblos de Francia. Cuidado, muy cuidado, las casas pintaditas, todo super bucólico…
Había incluso una casa datada de 1720 (vamos, como que podría bien ser la de D’Artagnan… o así)
El camping, con no demasiadas plazas, estaba francamente bien. Nos llamó la atención que no tuviera bar (¿se os ocurre montar un camping en España sin bar?), aunque no lo echamos en falta en absoluto…
Nos llovió. Nos diluvió más bien, la noche del viernes al sábado y el mismo sábado por la mañana … aunque luego aguantó el tipo por la mañana, lo que nos permitió irnos de excursión a lo largo del Adour hasta Bayona, donde comimos unas crepes de toma pan y moja.
Por la tarde, regresamos por otro camino y en Cambo-les-Bains sacamos esta foto tan simpática que si la ve un borroka de pura cepa se corta las venas … o cómo los franceses se toman la cuestión vasca uniendo el mapa de Euskalherria con la bandera, con el lauburu y con el toro de Osborne!!!! (Me mondo, vamos)…
¡Vive la France!
El domingo, tras recoger los empapados enseres campingueros, nos fuimos a Capbreton.
Y fue como si no hubieran pasado los 18 años… como si el tiempo se hubiera echado atrás, como si nos hubiéramos visto todos hacía un momento.
Presentaciones de maridos e hijos. Esfuerzos por parte de todos para entenderse con marido guapo. Y mucho que contarnos… y demasiado poco tiempo (resumir 18 años de nuestras vidas en un sólo día es complicado)…
Es imposible describir con palabras (siempre parcas en estos casos) lo que viví ayer… volver a los 17, donde los veranos no tenían responsabilidades, donde la vida era fácil. Pero lo conseguimos.
Qué fácil es perder el contacto con las personas a las que no ves a menudo … y qué difícil es recuperarlo cuando, en este caso, ni siquiera tienen ya los mismos apellidos…
Ojalá mis hijos puedan tener la suerte que en su día tuve yo siendo capbretonnaise…
Y puedo decir que es la continuación de una bonita amistad…
Es muy bonito retomar un tiempo que fue feliz y sin complicaciones. Es una bocanada de juventud y un tiemo de mucha alegría. Me alegro mucho. Besotes enormes.
Hola. Hace tiempo que no paso por aquí. Sólo pasaba para dos cosas. Una: ¿qué pasó con Zalakain? He perdido su pista. La otra es invitarte a visitar mis resúmenes de actuaciones (www.kamilokrespo.blogspot.com), donde estoy dejando la crónica de mis últimas locuras. Je je. A la vuelta de vacaciones pasaré con más tiempo por aquí. Un abrazo.