Jardín botánico de Santa Catalina

Amaneció un día precioso. Quizá algo más nublado que esta última semana, pero con una temperatura excelente para ser febrero. Así que decidimos inaugurar nuestra temporada de excursiones domingueras.

En esta ocasión, fuimos al Jardín Botánico de Santa Catalina, en Trespuentes, apenas a 15 kilómetros de Vitoria.

El acceso es fácil y está bien señalizado. La pega, que la hubo, que desde que se deja el coche en el parking hasta llegar a la entrada del Jardín, hay un kilómetro de cuesta arriba (bastante pronunciada) y no ves el final….

La entrada cuesta 3 euros para adultos, los niños, hasta 10 años, no pagan. Con la entrada, la guía del parque nos dio un plano del parque bastante bueno y además, nos hizo sugerencias de cara a los niños.

La gracia de este jardín botánico es el antiguo convento de Santa Catalina, del siglo XV. Está en ruinas, pero la vegetación circundante hace que adquiera vida. Se sube por el camino situado a izquierda del parque, en la zona de umbría, las plantas de esta zona, abedules, hayas, fresnos, musgos de todo tipo, helechos. Cuando se llega al convento, está habilitada una escalera para poder subir. Incluso, en la parte de arriba, una escalera de caracol metálica lleva a un mirador desde el que hay unas vistas increíbles de la llanada alavesa.

La bajada se hace por la zona de solana, de vegetación más mediterránea. Cactus, almendros, olivos, lavanda, tomillo, romero … Los árboles ya empiezan a mostrar sus pámpanos…

El recorrido se puede hacer más largo, porque hay senderos que circundan el convento por un nivel superior de la sierra, pero, con dos niños tan pequeños, el recorrido que hicimos es el más adecuado. Una hora más o menos de paseo (sin contar el kilómetro desde el parking a la entrada) y un entorno privilegiado.

En estas fotos se puede ver un detalle del interior del convento, con una enredadera ya convertida en auténtico árbol. La escalera metálica de caracol que da acceso al mirador y un membrillo retoñado.

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