Hay días que escribir es fácil. El acto de pensar y escribir es casi automático y según te fluyen las ideas, las transmites a los dedos que van pulsando las teclas y todo sale solo.
Pero hay días en que es un suplicio. Rellenar apenas unas líneas te cuesta la vida y ni siquiera encuentras las palabras adecuadas para expresar una idea. Bueno, en realidad es que no hay ni pensamientos.
No es una cuestión de cansancio, esto lo tengo comprobado. Ni de humor.
Algunas veces, que estás destrozada, triste y de mal humor y las musas (o los musos) están contigo y otras veces, con un descanso perfecto y en plenas facultades físicas y mentales ya puedes tratar de exprimirte que no hay tu tía.
Si no me queda más remedio que escribir, sufro mucho… al final sale, claro. Escribir es cuestión de práctica y de técnica… y me pongo mi música de inspiración suprema…
Pues una vez que a un famoso músico le fallaron las musas y no se le ocurría nada que escribir, compuso «No hago otra cosa que pensar en ti», así que no desesperes y escribe, que seguro que te sale algo bueno.
Guay! me guardo la lista!