Hay momentos en la vida de las personas que son inolvidables. Al llegar a la vida adulta, quizá puedas contar con los dedos de una mano (si has tenido suerte de las dos) esos días: el nacimiento de los hijos, de los nietos, la boda… el día que te compras el primer coche o quizá la casa de tus sueños…
Uno de los días más importantes de la vida de una persona es, sin duda, el primer día de colegio. No conozco a nadie que no lo recuerde. Para bien o para mal, pero todos tenemos fijado en la memoria los olores, los colores, las sensaciones… esa mezcla de excitación, temor, novedad, aventura…
Ayer y hoy son las jornadas de puertas abiertas en el cole del niño. Es el cole de mayor. Empieza ya preescolar.
La seño me ha gustado mucho. La ayudante también. Han estado muy cariñosas con los niños (incluídos los hermanitos) y con los padres. Me sorprendió que llamara desde el principio al niño por su nombre. Bien, ha hecho los deberes… Nos han explicado alguna cosilla y yo también les he contado todo el batiburrillo del pastillamen…
Hemos podido jugar en el patio, estar en el aula, donde ya está casi todo preparado para la rentrée. Los casilleros con las fotos de los peques, los juguetes, la pizarra…
Se ha pasado la tarde diciendo que quiere ir al cole de mayor para jugar con los amiguitos y con la seño.
Aprovechando la emoción, hemos estado ultimando las compras: mochila (de los Little Einsteins, faltaría más), mandilones, marcadores para la ropa…
Le brillan los ojos de la emoción. No es para menos: en menos de una semana vivirá el día más importante de su vida.
Y es que crece tan rápido, y es tan curioso, y …. estoy tan emocionada…
Un beso para el futuro estudiante y un kleenes para la madre.
Un abrazo
Verdad. Yo también lo recuerdo. Y el nombre de mi primera maestra, la que me enseñó a leer y hacer cuentas. Carmen. Mi homenaje a ella.
Un beso a Tomás. AAvillaa… Y otro para los otros miembros de la familia.
SAlud y República