Es curioso, debe ser que nos vamos haciendo mayores pero esta historia que os traigo hoy quizá va a sonar un poco viejuna o rara. Bueno, rara lo es un rato. Llevo meditando el tema unos días y no me lo quito de la cabeza. El caso es que en los últimos meses se ha muerto la mujer de un compañero querido del colegio.
A raíz de nuestro reencuentro del pasado mayo, hemos conservado un grupo de WhatsApp que se está manteniendo bastante limpio de bromitas, chistecitos y demás itos, y hemos retomado algún contacto que habíamos perdido por el paso de los años. (Por favor, tened en cuenta que hablamos de la prehistoria, de cuando no había móviles ni internet, vamos, que te mudabas y adiós para siempre). Una compañera me advirtió del fallecimiento de esta chica que os digo y, bueno, dada mi relación con él, consideré oportuno enviarle un mensaje blanco. Algo del estilo «Me acabo de enterar del fallecimiento de tu chica. Lo siento muchísimo. Te envío un abrazo enorme.»
Al fin y al cabo, por más que nos hubiéramos visto en mayo (y, aunque terminé la noche con él y otros dos compas en un after) y por más que siempre nos hubiéramos llevado especialmente bien, no teníamos contacto en mucho tiempo y tampoco sabemos gran cosa el uno del otro.
Así que por lo que le conozco y por mi experiencia en duelos, imaginé que no le apetecería tener a todo el grupo del colegio mandándole mensajes, y no le dije nada a nadie. Pero, casualidades, aquel mismo día, otro compañero nos comunicó que iban a operar a su mujer de un cáncer y que rezáramos por ella.
Sí. Exacto.
A ver, una cosa es que compartiéramos colegio religioso cuando éramos niños y otra cosa es que le pidas a un grupo de 60 personas de cuarenta y tantos palos que recen; porque en un grupo tan numeroso habrá gente que rece, gente que no rece, gente que se haya borrado de esa religión, gente que se haya pasado a otra… en fin, de todo.
El caso es que han pasado varias semanas de aquello y en estos días, el primer compañero ha entrado en el grupo para informar de lo de su mujer. Todos se han volcado, como era lógico, con él y varios ya le han dicho que le incluían en sus oraciones. Incluso una ha preguntado si habrá alguna misa en su recuerdo.
A modo de reflexión dejo, ¿se os ocurriría a vosotros preguntarlo? Porque a mí no, pero quizá es que yo no soy religiosa y si lo fuera sería lo primero que estaría preguntando. ¿Lo veis normal? ¿Soy yo la que he cambiado tanto y ellos están más o menos igual que en el colegio? ¿Todo el mundo religioso no se da cuenta de que la gente puede que no lo sea? Porque yo sí me doy cuenta de que hay gente que puede ser religiosa… no sé… soy un mar de dudas….
Visto así, también es verdad… Pero yo suelo pensar más en que quizá el prójimo no piense como yo a este respecto…
Pues a mi me resulta completamente lógico que te pida que reces. Si yo creyese que rezando se iba a salvar mi mujer, se lo pediría a todo el mundo, crea (o no) en el dios que le de la gana. Le pediría que rezase al dios en el que yo creo. Y ¿por qué lo pediría? Te podría decir que por que sí y ya (es lo que tiene la fe, que no tiene que dar explicaciones). Pero en este caso, y partiendo de la premisa de que la persona que lo pide cree que le sirve, es completamente lógico que quiera que ese efecto sanador que tiene la oración se multiplique por los 60 integrantes del grupo.
Y por favor, reenvía.
Por supuesto, eran generalidades.
Hay gente con profundas convicciones que es muy respetuosa con los demás igual que hay agnósticos que no respetan ni a su abuela..XD
Al final se trata de una cuestión de respeto por el otro, que puede hacerse extensivo a otros ámbitos de la vida.
Bueno, en mi experiencia, la verdad es que no todos son así. Tengo un amigo que es cura y no es así para nada ni va ofreciendo a rezar por nadie (y evidentemente lo hace). Pero igual hay algo de lo que dices… ains…
Mi opinión no es muy válida puesto que huyo de las religiones como de los deportes, pero desde hace tiempo tengo la sensación que las personas religiosas o bien creen que los demás somos unos pobrecitos que aún no hemos descubierto la fe (pero lo haremos, y si ellos nos ayudan mejor) o tienen la extraña idea que la suya es la buena de verdad y todo el mundo la practica.
Siempre me ha llamado la atención el poco respeto que tienen hacia las creencias ajenas, sobre todo con lo que exigentes que son hacia las suyas. En general, las religiones practican poco el respeto «hacia afuera».
Ojalá me equivoque.