Hoy hace un año que alguien me pidió que celebrara mi cumpleaños tomándome un whiskey en su honor.
Odio el whiskey, el whisky… lo odio profundamente. Creo que viene del año 95 y el 5-0 que le metió el Madrid al Barça… Yo tenía entonces un novio madridista… mucho… demasiado… Aquella tarde noche de sábado consistió en salir a ver el partido a cualquier sitio, lo cual, en mi mente de hoy, ya es absolutamente incomprensible… y empezar a beber. Whisky, de aquella, lo suyo eran JBs o Ballentines con coca-cola… Me pillé tal cogorza que jamás en mi vida había vuelto a probarlo. Ni premium, ni bourbon, ni con refresco, ni on the rocks, ni solo ni nada. Me huele a vomitado y sólo acercar un vaso a la nariz me provoca arcadas…
Pero… hoy hace un año que alguien me pidió que celebrara mi cumpleaños tomándome un whiskey en su honor, cosa que por supuesto no hice… Este alguien, obviamente importante para mí, hoy ya no está…
Así que ayer después de comer, armada de valor, me tomé un Jack Daniels, whiskey (si hubiera sido whisky hubiéramos tenido que convalidarlo o algo brrrr). Por si fuera poco, el camarero, al enterarse que era mi cumpleaños rellenó (aún) más el vaso…
He cumplido mi promesa, como una campeona. Y he conseguido terminarlo sin tener que salir corriendo al baño.
Me siento mejor, las promesas cumplidas molan, aunque no haya nadie a quien contar la hazaña… estás tú… y eso es suficiente.
Es… claro… si no, no cumplo la promesa ni jarta a gintonics jajaja
Si es quien yo creo que es, desde donde este, vino a brindar contigo ( por supuesto con whiskey o bourbon americano). Un besazo