A todos nos gusta tener la cosas controladas. Bueno, a todos no, pero a muchos sí… entre los que me incluyo. Me gusta tener las cosas bajo control.
A veces puede que me guste perder un poco ese control, pero de forma controlada a su vez, no sé si me explico… Por ejemplo, me gusta viajar en coche y no tener reservado hotel, perderme por carreteras, ver dónde me lleva lo que me apetece hacer en cada momento y ya veremos dónde dormimos… Lo más grave sería tener que dormir en el coche o no dormir, pero tampoco es un drama…
Pero hay infinidad de cosas que se nos escapan y sobre las que no podemos influir. Me generan ansiedad. Algunas más que otras, todo sea dicho. Con lo que está fuera de control de forma permanente o aprendes a vivir o estarás en permanente estado de shock…
Con esas pequeñas cosas del día a día que se escapan de tu control no puedes hacer nada. Es exasperante, pero es así. Litros de tila, de ommm, de escuchar sonidos de la naturaleza…
La incertidumbre es difícil de gestionar. Todo un reto. Es fuente de estrés y también de alegría infinita… si lo que puedes esperar se lleva a cabo… y en ello estamos.
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