La vida tiene cosas que se salen, muy buenas, buenas, pché, malas y, definitivamente, asquerosas.
Normalmente las rutinas hacen que estés rondando entre lo bueno, lo pché y lo malo, pero sin grandes sobresaltos hasta que pasa algo tan bueno que todo te da vueltas… o tan malo que pone tu mundo patas arriba.
Estos son los momentos en los que pasas por un tobogán emocional: de la euforia al llanto en cero coma y viceversa. Las personas que te conocen no piensan que se te haya ido la pinza, no… Pero mucha gente podría pensar que tienes algún desequilibrio. ¡Qué va!
Como dicen los gurús de la autoayuda, estás saliendo de la caja… como decimos las personas de la calle… estás cayendo del guindo.
Caer del guindo no es bueno ni malo. Es. Y, sinceramente, creo que es bueno caerse de vez en cuando y que se te descoloquen los esquemas un poco (o un mucho). Es verdad que creces, como decía ayer una amiga en mi muro de Facebook… pero corres el riesgo de crecer demasiado. Sigue siendo la vida misma…
… pero tú has cambiado… y la vida no es la misma para ti. Es lo que tiene la vida, que a veces es una cabrona.
1 comment for “El tobogán emocional”